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La segunda noche en aquella casa fue la más intranquila que puedo haber tenido en toda mi vida. No lograba conciliar el sueño en ninguna posición y de un momento a otro tenía unas inmensas ganas de llorar, sensación que me empezaba a ahogar.
Cerraba los ojos y lo único que podía ver era a RenJun, su sonrisa, sentía sus caricias, sus abrazos, todo él era como un sueño que se tornaba a una pesadilla.

Estaba sola.

El amplio espacio me hacía sentir la soledad aún más. El gigante ventanal que me permitía ver la noche estrellada me daba tanta melancolía que las lágrimas caían de mis ojos sin yo poder controlarlas.

Mordía mi labio con fuerza y apretaba mis ojos intentando controlarme, intentaba no soltar sollozos y sufrir en silencio. Estaba tan asustada.
No había nadie en quién pudiera confiar, no había nadie a quién pudiera pedirle cariño y comprensión, estaba totalmente desamparada.

Donghae era un total extraño para mí de la misma forma en la que yo lo era para él.
En los breves encuentros que había tenido con él el día anterior lo único que había sentido era una inmensa incomodidad y cierto odio a la vez. Y odiaba más que él me sonriera e intentará ser amable conmigo, intentaba ser como un padre, pero yo no necesitaba un padre.

Luego de llorar y vagar por toda la habitación gran parte de la noche, a las horas de la madrugada logré finalmente dormir entre lágrimas y silenciosos sollozos.

Desperté unas cinco horas después, mis ojos ardían y se sentían pesados, pero no tenía las ganas suficientes para seguir durmiendo.

Me di una ducha y me cambié de ropa.

La actual habitación era tan parecida a mi cueva anterior, pero no tenía ese aire de ser mío, me sentía una ajena al lugar.

En un momento me pregunté si mi madre fue quien les dio detalle a detalle el aspecto de mi habitación, pero la respuesta llegó a mi más rápido que un rayo, RenJun.

Maldito idiota, te deje entrar en mi mundo para que luego corrieras a apuñalarme por la espalda. Pero de seguro no sabes que es lo peor de todo y es que te sigo amando y me duele el pecho inmensamente cada vez que intento odiarte.
Pero te juro que lograré olvidarte y hasta te odiare, serás solo un mal recuerdo, un error de adolescencia.

—Dyphie... —y apareció su voz en mi mente o eso creí, hasta que vi como por debajo de mi puerta un pedazo de papel blanco se escurría hacia el interior—¿Podemos hablar?

Y no iba a dejarlo entrar nuevamente en mi mundo, no iba a darle un pase para que me vuelva a lastimar.

Avancé furiosa y tome el papel blanco en mis manos, no tenia la más mínima intención de leerlo.

Abrí la puerta con tal furia y rapidez que al observar su expresión de sorpresa me di cuenta que se había asustado.

Mi cuerpo tembló al verlo, mi cariño hacia él intentaba prevalecer pero mi lado consciente odiaba el solo verlo respirar.

Arrugue el papel entre mis manos dándole una precisa vista de como destrozaba lo que sea que él haya escrito allí, lo tiré hacia él y chocó contra su pecho cayendo al suelo.
Frunció su ceño en son de tristeza y sus ojos empezaron a humedecerse, y lo odie más.
Retrocedi unos pasos y volví a adentrarme a la habitación cerrando la puerta con un fuerte golpe.
Retuve el aire un buen rato intentando no soltar una sola lágrimas más.
Odiaba las ganas que tenia de salir corriendo y lanzarme a sus brazos.

Más tarde, mientras estaba sentada en el escritorio haciendo ciertos garabatos tratando de controlar mis atormentadas emociones, la puerta volvió a hacer ruido sacándome de mis intromisiónes.

PAPER HEART  ➽  Huang RenJun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora