¡Reencuentro con cereza!

68 10 15
                                    

Jenns

El atardecer se hacía presente en el horizonte y mi sorpresa era cada vez más grande, al parecer la pelirroja aparentaba tener también una doble vida, salvavidas en la playa y recatada en el instituto, increíble combinación.

Pero no era suficiente para apartarme de mis objetivos.

La chica era misteriosa, claro está; tenía secretos, como todos; me intrigaba, por supuesto, pero no era asunto mío. No en ese momento.

Para suerte mía Nicole parecía estar enrrolladísima con aquel chico -otro punto a mi favor- ni en un millón de años se le pasaría por la cabeza ir a su casa seguramente estaría tan pegada del chico como una lapa. Las adolescentes enamoradas, son bastante predecibles, no dejaba de lanzarle miradas cargadas de coquetería y se retorcía fuertemente un mechón de cabello. Arrugué el entrecejo al ver la repetida y bastante pesada acción.

¡¿Por qué hacían eso?! Me parecía poco... Natural. 

Las expresiones corporales eran otro de mis puntos fuertes, sabía interpretar cada uno de estos con mucha facilidad. Como estaba seguro de que mi objetivo estaría totalmente alejado de mi camino me dispuse a ir con mi padre, seguro querría escuchar el reporte de mi investigación, me levanté al asegurarme que nadie miraba en mi dirección. Al instante un movimiento repentino captó mi atención.

La pelirroja se deslizaba por una gigantesca ola, con tal fluidez y destreza que quedé mirándola embobado por un rato. Sorprendente, hacía trucos, saltos, giros como si en vez de domar a la ola estuviera jugando con esta, tampoco era el único azorado por su habilidad, un chico de cabello oscuro no despegaba su mirada de ella.

Su novio tal vez, quién lo diría, esa chica era una cajita de sorpresas y no era el único que lo pensaba.

Giré sobre mis talones y emprendí mi camino de vuelta al auto, ese día había sido muy productivo no solo había conseguido acceder a la dirección filtrada, sino que había podido conocer a mi objetivo mucho más de lo que había pensado en un principio, para descubrir que estaba tratando con una cría enamorada de instituto lo que hacía a esta mediocre misión muchísimo más fácil, por lo tanto, me daba más tiempo para planear el destrono de mi padre.

Ya a unos metros escuché unos gritos casi a mis espaldas, me giré por inercia y vi a la pelirroja discutiendo con el chico de cabello oscuro, por lo que rodé los ojos (típicas peleas de parejas adolescentes) seguí mi camino no tenía tiempo para escuchar estas niñerías.

—Chico, de verdad no tengo dinero —escuché a mis espaldas.

¡¿Pero qué?!

Sin darme tiempo a desviarme prácticamente me atropelló al pasar con una cara increíblemente perturbadora. Me quedé plantado allí mismo, al parecer mi presencia le era indiferente, algo nuevo para mí. Refrescante, diría yo, aunque en ese momento su expresión me asustó un poco.

¿Qué es eso?

Por otro lado, no parecía muy contenta al ver al chico, más bien se veía extrañamente incómoda. La situación cada vez me confundía más, era mejor no meterme donde no me llamaban, solo tenía que sacar el maldito papel con la dirección y largarme de allí. Claro, no sin antes tomar el poder de la red de asesinos de mi padre.

Era mi momento y nadie...

—¡Imbécil!

Me lo robaría...

¡Mierda! ¿y ahora qué? ¡Demonios! De verdad que era como una princesita enojona.

La pelirroja volvió a gritar ¿porqué no me sorprendía? pero esta vez a un auto en movimiento, para ser un poco más específicos, su auto. Alguien se llevaba su auto, era gracioso a la vista. Seguí caminando hasta llegar a mi auto, tenía un hambre de perros y moría por una delicioso filete de carne a lo Stroganoff.

¡Déjame en paz! ¡Asesino!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora