Jenns
Después de cambiarme a una ropa más cómoda Audrey me llevó a un restaurante cercano. Le conté todo el nudo de ocho que había planeado y mis intenciones de tomar el poder.
—Así que prácticamente ¡¿tu padre te puso a cuidar de una adolescente?! —preguntó sorprendida mientras masticaba un trozo de zanahoria.
¡No otra vez! ya se lo había explicado ¡Ocho veces!
—Te lo dije... No a cuidarla, más bien a monitorearla, pero no más. Acabo de descubrir que forma parte del cuerpo de salvavidas, que tiene su propia residencia independiente y que está irremediablemente enamorada. Son tres puntos a mi favor, será casi imposible que esa chica piense despegarse del pobre muchacho para ir a su casa que de paso es una tétrica funeraria con todo y cementerio incluido6.
—Vaya... No estarás hablando de los Williams ¿verdad? —cuestionó mirándome fijamente.
Terminé de masticar y asentí. Algo en su mirada o en su tono de voz me hizo dudar.
—En efecto, estamos hablando de Nicole Williams.
—La estupidez más grande ¡Jenns! estamos hablando de Nicole Williams, de Williams Mortuary Associations, la compañía de servicios funerarios más prestigiosa del estado. Te estás metiendo en tremendo pantano, por lo menos no tienes que asesinar a nadie. Esta clase de misiones nivel "S" mmm... Son para alguien un poco menos oxidado.
—¿A qué te refieres con oxidado, Audrey?
—Vamos, no empieces —resopló echándose el cabello hacia atrás, sin siquiera mirarme.
Podía ver que aquello evidentemente le afectaba, pero ¿porqué? a mi parecer la misión no era para nada riesgoso, es más, lo tachaba de mediocre. Levanté mi vaso de agua y me lo llevé a los labios, le di un largo sorbo sin despegar mis ojos de los de ella. Dejé el vaso nuevamente en su sitio y apoyé los codos sobre la mesa enarcando una ceja, por su parte me devolvió la mirada escéptica.
—¿Porqué lo dices? —repetí fingiendo calma.
—Esa chica —se detuvo para darme un fuerte palmazo en el antebrazo, por lo que me encogí en el mismo lugar —¡Aún vive en su casa! ¡baboso! ¡los salvavidas aprendices no se mudan hasta que cumplen la mayoría de edad! por eso se les llama aprendices ¿no? entiendo que no vivas en Los Ángeles pero como profesional debiste informarte mejor.
—¡¿Haaaaaa?!
Sacudió la cabeza evidentemente decepcionada, yo no podía estar más frustrado. De inmediato, saqué de mi bolsillo la esfera antiestrés que llevaba conmigo todo el tiempo y comencé a estrujarla, esta hacía un ruido raro que hizo que Akane levantara la cabeza y se quedara mirando fijamente la bola, como un felino a punto de cazar. La moví de un lado a otro y de arriba a abajo, la hice rebotar varias veces sobre la mesa y Audrey no quitaba despegaba los ojos de esta. Fruncí el ceño cuando intentó agarrarla, ella rompió a carcajadas casi al instante.
—¡Jaja! no me digas que sigues con problemas con tu temperamento —murmuró señalando la esfera deformada entre mis dedos.
La miré nuevamente y desvíe la vista a la esfera que estrangulaba entre mis dedos.
—Eh, más o menos, esto me lo controla muchísimo. Además, con este trabajo y un padre como el mío ¿Cómo no?
—Pareces salido del manicomio —se burló estirando los brazos hacia atrás.
—¡Piérdete!
Los planes se habían ido a la misma mierda, debía ser más cuidadoso, es más, no solo tendría que encargarme del mayordomo y la mucama que residían permanentemente en aquella casa, sino que también me tocaría lidiar –si se daba el caso– con la hija de dos adinerados funerarios.
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¡Déjame en paz! ¡Asesino!
Teen FictionUn asesino con complejo de espía, subestimado y un tanto infantil. Una salvavidas pelirroja con demasiadas cosas en la cabeza y tendencia a esconderse de las personas. Una terrible suerte y un karma del tamaño de los dioses. El destino parece empeña...