🎴V🎴

2.3K 195 138
                                    

Una idea que no es peligrosa no es digna de ser llamada idea

Anonimo


Capítulo 5: El color misterioso de las personas

Ya estábamos llegado a la pequeña casa, en donde hemos estado viviendo por dos año y medio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ya estábamos llegado a la pequeña casa, en donde hemos estado viviendo por dos año y medio. La casa de Urokodaki, es cómoda, aunque seamos mucho, siempre nos la arreglabamos para poder entrar todos.

La comida, siempre era el problema. Como yo comía mucho, después de convertirme en demonio, mi apetito se incremento el doble, de cuando era una humana... Mitad demonio.

Siempre salía a cazar de todo, sin que se dieran cuanta. Cazaba conejos y aves y me las comía como si nada. Simeore me quedaba sangre en mi boca después de ese aperitivo, por lo que iba al río a lavar mi cara y ropa.

Pero bueno, yo dormía siempre al lado de Nezuko. Me sentía cómoda a su lado, aunque no la conociera, me gustaba estar con ella. Me hubiera gustado que hubiera estado despierta, en todos estos años a estado en un coma...

Hasta los doctores que vinieron a verla, se impresionaron al ver que estaba de lo más bien. Lo que deducimos que estaba ahorrando energía, en vez de comer humanos, dormía.

Ryûsei: Falta poco. -comentó el azabache mirándonos.

Su pelo, ahora estaba más corto... Solo espero que le vuelva a crecer, me gustaba hacerle pequeñas trenzas. Y ni hablar de Tanjirou, el se veía más, ¿atractivo? Con el pelo largo.

Me contaba que siempre lo había tenido largo, que se lo amaré a en un pequeño moño para que no le molestara. También me contaba sobre sus hermanos, madre y padre. Le costaba hablar de ellos, por lo que apenas y le preguntaba sobre ellos y cómo eran.

Debe ser difícil ser el mayor de cinco hermanos. Suerte que tuve uno...

Un gran ruido, nos hizo detenernos de golpe y mirar hacia donde provino.
La puerta de la entrada, de la casa salió volando de una patada.

Una gotita cayó por nuestras cien, al estilo anime.

Era... ¡Nezuko! Estaba despierta. Y miraba a todas direcciones buscado a su querido hermano, quien se soltó de nuestro agarre para correr a abrazarla. Pero cayó de inmediato una vez libre.

Yo: ¡Hm!

Traté de decirle, que se detuviera.

Nezuko corrió a abrazarlo, y Tanjirou no se quedó atrás. La escena era tan conmovedora que me dio alegría.

Ryûsei acarició mi cabeza con ternura. Pero antes de darme cuenta, Nezuko me empujó para quedar encima mío. Mientras gruñia con rabia.

𝕯𝖊𝖒𝖔𝖓𝖉 𝕰𝖞𝖊𝖘 | Kimetsu No YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora