🎴VI🎴

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El odio es ciego, igual que el amor


Anonimo

Capítulo 6:... El demonio que se hace pasar por humano

Harumi se adentró a esa sombra negra, que se encontraba en el suelo

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Harumi se adentró a esa sombra negra, que se encontraba en el suelo.
Se podía ver, oscuridad y, ¿agua? No estaba segura, parecía un pantano, ahí abajo.
No podía respirar, y los demonios se movían rápidamente, como si estuviera acostumbrados a este ambiente... Y así era.

Eso, le daba desventajas a la azabache. Aunque pudo hacer varias posturas, no lograba ni siquiera cortarles su parte vital, el cual era la cabeza. Apenas y les rozaba partes de su cuerpo, que se curarian en cuestión de segundos.

Tanjirou bajó por esa espesa masa negra, y fue en busca de su amiga. La cuel estaba en serios apuros, ya que no podía hacerle daño a los demonios, y el aire se le agotaba. Aparte... No sabía nadar.

Tanjirou: ¡Sexta postura: Torbellino giratorio! -pensó a la vez que le hacía heridas a los demonios, y tomaba a Harumi por la cintura y volvían hacia el exterior.

Dejó a la joven en el suelo, pero al ver que no reaccionaba se preocupó mucho más. No sentía su respiración, y su pulso era débil, cuando puso su cabeza en el pecho la pelinegra.

"Maldición"

Pensó, desesperado. Pará peor, los tres demonios a los cuales atacó, aún seguía vivos, y no se rendirían, en atrapar a su presa.

Al menos Nezuko estaba ayudando, y podía distraer mientras tanto a los demonios, pero Tanjirou sabía, más que nadie, que no podía dejarle todo el trabajo a ella. Aunque fuera lo suficientemente fuerte para protegerlos, nunca había que sobreestimar la fuerza de Nezuko... Incluso, si aún no a usado sus poderes.

Un gran arañazo le llegó directamente a la frente de la pelinegra con mechones anaranjados. Antes de que el demonio fuera a tacarla por desprevenida. Tanjirou le cortó los brazos con su Katana y así, siguió una pelea...

Tanjirou: ¡Todos ustedes tienen un olor petrufacto del mal! ¡¿A cuantas personas han matado?! -preguntó enojado, y poniendo a su hermana detrás de él para protegerla.

Demonio: ¡Las que maté eran todas mujeres! ¡Si ellas hubieran seguido viviendo, se hubieran vuelta feas y desagradables! ¡¡¡deberías agradecerme!!!

Una cuchilla lo hizo callar, rompiendole el labio y los ojos a la vez.

La pelinegra estaba despierta. Delante de Tanjirou y Nezuko, con su blanca espada, ahora, convertida en roja...

Tanjirou: ¡Haru! ¡Estás despierta! ¿Segura que estás bien? -le tocó el hombro.

Está se volteó hacia el joven, pero no lo miraba a él. Miraba a cierta pelinegra con ojos rosados. Miraba, la espesa y choerreante, roja sangre, que se deslizaba desde su frente, hasta el suelo. Manchando su delicado y pálido rostro.

𝕯𝖊𝖒𝖔𝖓𝖉 𝕰𝖞𝖊𝖘 | Kimetsu No YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora