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Chris ya no quiere ser parte de nada, necesita unos días libres después de lo de Johann así que pide permiso en el trabajo para poder analizar los últimos acontecimientos.

Dos de sus mejores amigos han muerto y sabe que él es el siguiente.

Joel no puede hacer lo mismo, lo ha intentado pero su permiso se atrasó, así que debe continuar asistiendo.

Por otro lado, el permiso de Erick tuvo éxito, y eso le ha dado una idea.

Aunque Richard intenta estar con él todo el tiempo, necesita irse por los dos casos que aún no tienen solución, y pasar tiempo solo en su departamento llega a volverlo más paranoico.

El timbre suena y se levanta animado, porque por fin ha llegado.

—Erick —dice con una sonrisa y el ojiverde levanta la mirada.

—Hola Chris.

—Pasa, pasa, pasa, no sabes lo feliz que estoy de verte.

Él entra hasta la sala y mira el televisor que reproduce Los padrinos mágicos.

No puede creer lo estúpido que es Christopher.

La puerta se cierra y lo ve caminar hasta la cocina.

—Erick —lo llama.

—Dime —responde caminando tras él y ve las bandejas que tiene en la encimera.

—Ésta es la tuya.

El ojiverde frunce el ceño confundido, hay chocolate, galletas y palomitas.

—¿De Erick? —pregunta con la voz ligeramente más aguda de lo normal.

—¿Hay alguien más ahí? —bromea riendo.

—No —indica luego de buscar en su mente— no, creo que no.

Agarra la bandeja y se sienta a su lado en el sillón.

No puede creer que es para él.

—Amo las caricaturas y el azúcar cuando las cosas van mal, ¿tú no?

—No como mucho azúcar —le cuenta— aunque últimamente Joel me compra algunas cosas, antes mi mamá no dejaba que comiera azúcar.

—Madres, todas están un poco locas.

Erick sonríe, porque Chris le agrada.

Madre no deja que él coma, no importa lo que sea, si Erick aparece, no hay comida.

Lleva un chocolate a su boca y se concentra en la pantalla, Madre decía que las caricaturas no ayudaban a su desarrollo cognitivo, por eso no las permitía, pero ahora está riendo, y le gusta.

La última vez que vio una caricatura de niño fue cuando ella salió, prendió el televisor y ahí estaba, no entendió muy bien porque Emy hablaba muy fuerte, le decía que no podía seguir viendo pero él no hizo caso.

Debió hacerlo porque Madre notó que ella no estaba ese día, al volver, y lo tocó por primera vez.

Erick odia que ella lo toque.

Prefiere que lo golpee.

No importa si Erick no tiene comida, ni cama, puede soportarlo, pero odia que ella lo toque.

—Es uno de mis capítulos favoritos —comenta Chris riendo y Erick no responde por unos segundos.

—Eres agradable —susurra lentamente.

—Bueno, tú también, por eso somos amigos, ¿no?

—Amigos —repite entre dientes.

Es su primer amigo.

Y no quiere hacerle daño.

La mujer perfecta || Joerick-Oreo || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora