Capítulo 12

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Mantuve ambos ojos en los de mi amigo. Gael estaba mofándose de mí.

—A ver si entiendo —rio él—. ¿Te has enamorado de Zero?

—¿Qué? —Fruncí el entrecejo—. Claro que no.

—¡Pero si tu cara me lo dice todo!

Refunfuñé, cohibida por su inesperado grito.

Le había hablado sobre la vez en que Adler y yo habíamos salimos a almorzar, así como de los días en que nos habíamos quedado hablando por horas y él quedado dormido en una de nuestras llamadas. Ya que lo planteaba de esa forma, sí, parecía que me gustaba. ¿Parecía que yo le gustaba a él?

—No sé, Gael —dije—. Adler es... No lo sé.

—Te encanta. Eso pasa, niña.

Rodé los ojos. Podía sentir la sangre fluir hasta mis mejillas con fuerza. No sabía si estaba avergonzada o molesta por su descarada afirmación. Estaba claro que el castaño no me gustaba en lo absoluto, sólo lo parecía, cosa que era muy diferente.

—Venga, Nova, ¿no es obvio?

—Eh... ¿No? —Me reí—. Claro que no lo es.

—Deja te explico.

Me crucé de brazos y puse mi mejor cara de interés fingido. El rubio se emocionó, causando una repentina oleada de emociones en mi interior. Sabía que estaba molestándome, así como tratando de avergonzarme con un amor adolescente; pero al desgraciado le salía tan bien que hasta estaba dudando de mis propios sentimientos.

—Te peleaste con Jack, ¿no?

—No... O sea sí, si pensamos en que ayer me colgó y se fue a dormir híper molesto sin dignarse a atender mis mensajes de buenos días en la mañana. Pero no estamos peleados. —Moví mis dedos índices y medios arriba y abajo al pronunciar esta última palabra, como si fuesen comillas invisibles.

—Pero nada. Te peleaste con él porque olvidaste que saldrían juntos, ¿y sabes por qué fue, Nova?

—Porque me quedé chateando con Adler —murmuré, apenada. Nunca, jamás, pero, en verdad, jamás de los jamases, había dejado plantado a nadie. Jack era la primera persona que había dejado olvidada.

—¡Ahí está, Nova! ¿Qué otra prueba necesitas? Has olvidado tu cita con el chico que te gusta. —Movió los dedos como si comillas falsas fuesen, imitándome, y prosiguió—: Lo has olvidado porque estabas con quien realmente tiene tu interés.

—¿Adler? —traté de adivinar.

—¡Eureka!

Relamí mis labios con nerviosismo. No creía que pudiera superar mi romance con Jack, me llevaba gustando por mucho tiempo ya, y asumir que la llegada de una nueva persona a mi vida lo había desplazado de aquella manera era inconcebible.

Tal vez Gael tenía razón, tal vez estaba interesada en el castaño; pero, de ser así, ¿no sería por mero encaprichamiento mío? Era imposible que surgiera alguna especie de amor en tan poco tiempo. Quizá sólo quería algo nuevo, quizá eran emociones intensas y efímeras lo que combatía internamente. Quizá sólo debía de ignorar esa sensación. Además, mis padres me tenían prohibida cualquier relación romántica-sentimental.

—¿Ester está bien? —preguntó mi amigo con muy poco interés, a decir verdad.

Ester era el nombre de pila de mi madre.

—Sí —suspiré. Seguía sin acostumbrarme a que me preguntase por mis padres.

—Bueno, ya fue suficiente charla, ¿no? Vayamos a comer. ¿Quieres ir caminando o quieres que conduzca? —Me ofreció él ambas opciones. Pensé unos instantes, para al final decidirme por ir en su auto.

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