Capítulo final

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Habían pasado las semanas tras mi incidente con Adler. El chico no me había escrito desde aquel día, así como Victoria me había bloqueado de todas sus redes sociales. Gael, por su parte, había estado intentado hablar conmigo acerca de lo que había sucedido, pero me negaba a ello. Seguía sin estar lista para afrontarlo.

Había tratado de ocupar mi mente con Edvardsen; adelantaba tareas e investigaba información extra. Y con ocuparme me refería a ignorar mis sentimientos. Era un gran método para que el dolor no fluyera; aunque desconocía sus consecuencias a largo plazo, por mientras me había estado funcionando.

Leí de soslayo el mensaje que me acababa de llegar: era el zorro. Al final, no me animé a preguntarle directamente sobre sus conocimientos respecto a la conducta de su hermanita. Sabía que seguían en contacto, pues a veces me hablaba de Dulcinea con ilusión; por mi parte, le seguía las conversaciones sin decirle nada acerca de Zero y la aludida. No había que ser muy listos para darse cuenta de que Alex no tenía ni la más remota idea de lo que había ocurrido; y era mejor así.

Alex: Ya ni me contestas

Nova: He estado ocupada

Nova: Y no me he sentido muy bien estos días

Nova: Lo siento, primito

Alex: Nova preciosa de mi corazón

Alex: ¿Qué te pasó? ¿Por qué una niña tan linda como tú está así?

Una sonrisa triste se implantó en mis labios. Él sabía que yo ya había terminado con Zero; pero desconocía los detalles que existían tras esa gran verdad.

A veces me preguntaba si los chicos de LonelySpring lo sabrían también; aunque dudaba mucho que se esparciera el rumor. Después de todo, mi exnovio seguía siendo estudiante de mi anterior colegio; y muy probablemente se mantenía activo en el grupo estudiantil, cuidando su imagen.

Antes de bloquear mi celular, le dije al zorro que no se preocupara, pues no era nada del otro mundo. Además, le deseé suerte con sus estudios. Las ingenierías lucían complicadas, aunque no tuviera la más mínima idea de lo que eran.

—Nova —me llamó Audrey, ganándose mi atención—. Es por allá.

Mi amiga señaló el pasillo que debíamos seguir y yo le sonreí como respuesta, apenada—. Lo siento.

—Sigues despistada —se burló ella, codeándome.

—Ya pasará —susurré, siguiéndole el paso.

Ella asintió y yo sonreí de oreja a oreja, fingiendo diversión por mi torpeza.

Toqué la pantalla de mi celular, pensando en cambiar la canción que se reproducía. Vi que comenzaba a reproducirse Nothing To Lose de Billy Talent.

«No hay nada que perder, porque los días no parecen cambiar», pensé, desanimándome con la rapidez de una hemorragia. «No hay nada que ganar, pues no puedo pelear contra el dolor».

Me reí para mis adentros. ¿Desde cuándo tenía música tan depresiva en mi móvil? Esa canción no la había escuchado desde hacía mucho tiempo atrás. La había descubierto tras mirar una película polaca; o algo así. La verdad sólo la había visto por el actor principal.

—¿Qué escuchas? —me preguntó Victoria, la misma chica de aspecto oscuro y satánico que había ganado mi atención desde el primer día de clases.

Le mostré la pantalla, sonriendo—. Esto.

—Oh, no la conozco.

Sonreí por su comentario. Desde que la habíamos juntado, había descubierto que era toda una melómana, cosa que me era consoladora hasta cierto punto; era como Alexander pero en su versión femenina y más joven. Para mi sorpresa, Victoria confesó ser fan de mi banda favorita. Teníamos un par de cosas en común; aunque físicamente fuese ninguna.

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