Capítulo 1

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La primera impresión que tuve de Zero fue lo opuesta a buena, por eso cuando empezó a escribirme por teléfono yo no supe cómo reaccionar. Por lo general me dejaba llevar por las primeras impresiones. Y aunque no pasó mucho tiempo hasta que me di cuenta de que Zero no era tan desagradable como pensaba, era difícil verlo como un potencial amigo. Había algo en él que no me terminaba de gustar.

Zero: Tengo algo que preguntarte

Relamí mis labios mientras leía sus mensajes. Porque aún cuando no éramos constantes, de forma regular chateábamos.

Zero: ¿Conoces a Alice Now?

Zero: Es administradora del grupo de LonelySpring, igual que tú

Tecleé sobre la pantalla táctil con habilidad; estaba acostumbrada a intercambiar mensajes con otras personas de LonelySpring, mi colegio.

Nova: Lo hago, ¿por qué?

Tras enviar mi contestación, mordí mi labio con nerviosismo. Pensé en que, tal vez, había sido grosera sin desearlo. ¿Se molestaría? Estaba a nada de añadir algo más cuando Zero leyó mi pregunta y no tardó en devolverme una respuesta. Me sorprendí.

Zero: Pensé que eran buenas amigas y quiero un consejo

Nova: ¿Sobre?

Zero: Me gusta Alice y quiero hacer algo, pero no estoy seguro de qué

Suspiré. A mí poco me importaba lo que él quisiera. Así pues, me quité de encima el problema dando un mensaje que, aunque falso, seguro lo dejaría tranquilo y él a mí también.

Insisto, no es que Zero fuese malo, es sólo que cuando alguien te da un mal presentimiento, lo último que quieres es averiguar el porqué.

Nova: Le gustan los chicos románticos, quizás eso te sirva

Zero: Gracias, Nova :)

Lo que yo no sabía es que Zero le daría un gran giro a mi vida, porque, de haberlo hecho, quizás habría sido distinta desde el comienzo. Quizás habría sido más amable, más sincera. Más humana.

Esa misma tarde aconteció el segundo mensaje que marcaría una diferencia en mi futuro. ZoNe, otra persona que había conocido en el grupo de LonelySpring, me contactó después de mucho tiempo. Fue como si las estrellas se hubiesen alineado para gritarme un mensaje que fui incapaz de decodificar; hasta que fue demasiado tarde.

ZoNe: Oye

ZoNe: Hay unos chicos en el grupo que han estado hablando de ti

Nova: ¿De qué hablas?

ZoNe: Prometí no decirte nada, pero jamás prometí no insinuarte algo casualmente...

ZoNe: La tierra es su oficio y su perfección es inexistente

Nova: ¿Qué diablos significa eso?

ZoNe: Es una indirecta para quedar bien con ellos y también quedar bien contigo

Nova: ¿Se supone que eso es quedar bien conmigo?

ZoNe: Tampoco se trata de traicionar por convivir

Nova: Ya, pero, ¿estás conmigo o contra mí?

ZoNe: Bueno, entonces te diré algo más

ZoNe: Hay cierta persona que ha estado mintiéndote

No pintaba bien, no pintaba nada bien. Tal vez sólo era un limitado número de estudiantes de LonelySpring; aunque, a decir verdad, me intimidaba demasiado suponerlo, pues eso sólo podría significar que estaban buscando venganza.

No me consideraba una mala persona. En realidad, pensaba que era lo bastante amigable y simpática como para ser detestada. Pero mi perfil bajo no era una fortaleza ni un escudo: era una espada, una larga y peligrosa espada que había decidido afilar por ambos lados.

Desde hacía un par de meses atrás me había adentrado a la parte del grupo de LonelySpring que, como administradora, habría de ser impensable. Era una especie de exploradora, por no decir que acosaba e inquiría en asuntos ajenos. No era tan horrible como se escucha: nada era ilegal.

Los exploradores de LonelySpring, nombre que yo misma les terminé asignando, eran unos pocos estudiantes que se dedicaban a saber sobre otros individuos con el fin de obtener algo a cambio: unos dinero, otros diversión, incluso estaban los que sólo lo hacían con tal de enterarse de los rumores más recientes. Al comienzo me pareció estúpido, pero conforme transcurrió el tiempo ya no lo hizo tanto. Era inclusive útil.

LonelySpring era una institución aburridísima, estricta en todo su esplendor; estábamos tan limitados que muy apenas y podíamos conversar con grados distintos a los nuestros sin sentirnos potenciales criminales. He aquí el porqué la creación de un grupo tan grande como el nuestro: comunicación, entretenimiento y amistad. Éramos jóvenes, ¿qué menos habría de esperarse de nosotros?

Y luego estaba aquello: un íntimo mío estaba, quizás, aliándose con alguien a quien pude haber vendido tiempo atrás. Mis peores enfrentamientos podrían ser ZoNe, L y un acosador que tuve, uno que parecía estar enamorado de mí y le humillé frente a varias personas. Aunque en esa ocasión ni siquiera lo había hecho con intenciones de exploradora, sino, más bien, lo realicé como la administradora que era. El imbécil mandaba fotos indecorosas sin aviso, sin consentimiento. Sin respeto. Muy tarde supe que no había sido yo la primera. Maldita sea, debí haberme dado cuenta antes.

Bloqueé el móvil y me fui a la cama. Antes de cerrar los ojos, observé el cielorraso con atención. Las sombras de las luces que las persianas dejaban traspasar pintaban las paredes de mi habitación de múltiples figuras. Traté de dormir, pero las palabras que ZoNe había tallado en mi cabeza eran imborrables; empezaban a angustiarme demasiado. Así pues, tomé mis audífonos y reproduje la playlist de aleatorio en Spotify.

Empezó a sonar Just Kiss Her rápidamente. Mi corazón de apretó y fruncí los labios, cerrando ambos ojos mientras los recuerdos afloraban mi mente.

—Tan sólo diré esto, y este tema se termina aquí, Nova.

Abrí la boca para reprochar, pero Lucca me tomó por el rostro y se acercó tanto a mi cara que quedé completamente petrificada. Sabía que la situación no lo ameritaba, pero en verdad deseé que dejara las palabras flotando en el aire y me besase.

No sucedió.

—Sólo me preocupan dos personas —aseguró, manteniendo sus oscuros ojos sobre los míos—. Y eres tú y mi hermano. Mi hermano porque no quiero que viva la misma mierda que yo. Y tú porque así me lo mandan mis sentimientos.

Me esforcé por intentar recordar la escena que le continuaba a ese recuerdo. Sin embargo, las imágenes se volvieron borrosas y las lágrimas no tardaron en empezar a derramarse. Con rabia hacia mí misma, arranqué los auriculares de mis orejas y los lancé hacia el suelo. Me odiaba tanto.

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