Capítulo 42

611 58 0
                                    


Mirar a Lisa bailar era todo un espectáculo, cada movimiento de su delgado cuerpo parecía sincronizarse a la perfección con la música, nada de lo que pasaba a mí alrededor podía hacer que yo despegara los ojos de ella. Había conseguido colarme a sus ensayos en las últimas semanas -a pesar de los intentos de su jefe por echarme-, que al final se dio por vencido y dejó de insistirme. El que no estaba tampoco para nada feliz con esto era Dalton, ya que últimamente me estaba tomando muchas libertades para escaparme del taller. Nada del otro mundo.

Volví a la realidad cuando la música se detuvo y otra chica subía a el centro del escenario en donde minutos antes estuvo Lisa.

-Un dólar por tus pensamientos-dijo la morena colándose junto a mí.

Sonreí.

-Pensaba en la maldita suerte que tengo de tenerte-.

Lisa me acarició parte de la mandíbula, justo donde comenzaba a notarse mi barba.

-Para empezar no creo que maldición y suerte sean una buena combinación-.

Fruncí mi entrecejo ante su comentario.

-¿Desde cuándo eres todo modales?-.

-No estás entendiendo a lo que me refiero...-comenzó diciendo pero corté su diatriba depositando un beso fugaz en sus labios -Mejor ven aquí-dije atrayéndola hacia mí para profundizar el beso pero ella decidió mejor sentarse a horcajadas sobre mí. Deslicé detrás de su oreja un mechón de cabello que se había escapado de la coleta que para esas alturas parecía más una maraña de rizos.

-Esta noche podría quedarme en tu casa -afirmó jugueteando con mi cabello.

Asentí sintiendo que era tan absurdo que lo mencionara si llevaba varios días durmiendo en mi casa. No había querido preguntarle una vez más después de que en la primera ocasión ella me insinuó que no quería hablar del tema, pero sabía que algo estaba pasando en su casa, no es que no quisiera tenerla conmigo en mi habitación por las noches, pero era sumamente raro que tratara de pasar el menor tiempo posible en ella. Me acerqué para besarle el cuello e instantáneamente sentí como se removía sobre mí.

-Si los veo así cuando el bar este repleto de gente desearan no haberse conocido-Vociferó Ander detrás de Lisa mostrando su mejor cara de póquer. Lisa comenzó a reírse como si le acabasen de contar un chiste y se apartó de mí.

-Nunca he roto ninguna de las reglas Ander-Este abrió la boca para decir algo pero Lisa intervino rápidamente.

-Bueno tal vez una que otra -dijo encogiéndose de hombros.

Ander miró de mí a Lisa y meneó su cabeza en una negativa pero se alejó de nosotros sin decir nada más. Parecía un buen tipo, o al menos hasta donde Lisa me había contado. Yo en cambio tenía un conflicto con ese término, una porque había dejado que Lisa bailara aún siendo menor de edad (aunque sus intenciones hubieran sido buenas) y otra porque parecía que me odiaba.

-Nos vemos más tarde-se apresuró a decir Lisa depositando un beso sobre mi mejilla. Miré la hora en mi celular y supe que tenía que marcharme, avancé unos pocos pasos a la salida y por el rabillo del ojo vislumbré una cabellera inconfundible. Arlenne me observaba desde la barra y parecía que con su sola mirada quería hacerme desaparecer. Salí del bar sin ningún inconveniente pero algo dentro de mí prendió una alarma cuando noté a Luca recostado sobre mi carro con su mirada fija en mí, tenía un cigarrillo sujetado a sus dientes y con una de sus manos prendía y apagaba el encendedor. Cuando al fin estuve a escasos metros de él encendió su cigarro y dio una larga bocanada antes de sacar el humo.

Lisa © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora