Capítulo 25

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Toda la locura llamada Lisa estaba llevándome por un camino tormentoso, uno lleno de indecisiones por parte de ella. Era tan difícil entender a esa chica, decía y hacia cosas totalmente diferentes, estaba llegando a la conclusión que jugar conmigo era su pasatiempo favorito. Me dirigí bajo el escrutinio de algunos de los presentes al lugar en donde sabía podría haber ido, ese lugar en donde veces anteriores Lisa y yo nos besamos y en donde ella me dijo las cosas más dolorosas e hirientes. Cuando llegué a la entrada del lugar decidí tocar antes de entrar, no estaba muy seguro si ella estaba sola o no, pero segundos después la puerta se abrió dejando ver la mitad del cuerpo de Lisa, que al parecer no estaba nada sorprendida de verme ahí, mi ira explotó en cuanto vi tanta serenidad en ella. Nada de esto estuviera pasando si no hubiera mostrado que estaba celosa de otras chicas, me pedía que yo me mantuviera alejado cuando era ella la que lo hacía imposible.

- ¿Se puede saber qué demonios pasa contigo? -pregunté bastante irritado. Lisa solo me observó cómo tratando de buscar una excusa.

- ¡Contéstame! -elevé la voz, pero Lisa siguió sin decir nada.

- ¿Qué quieres de mí? - volví a cuestionarla.

Lisa no parecía estar dispuesta a decir algo, pero dio un paso más cerca de mí y se detuvo cuando se percató que yo me alejaba de ella. Cada silencio por parte de ella tenía una consecuencia, pero estaba claro que no más que sus palabras, frustrado por todo lo que estaba viviendo desde que la conocía pensé que hubiera sido más fácil mantenerme alejado de ella desde un inicio. Nada de esto me estuviera pasando, enfoqué mi mirada en Lisa cuando me percaté que se había acercado lo suficiente como para sentir nuestras manos rozándose, sus ojos me observaron con tristeza, pero tras cerrarlos por unos segundos se enfocaron en mi boca.

-Debería dejarte ir, pero no puedo-susurró, aunque no me dejó tiempo para siquiera tratar de averiguar que quería decir con eso porque su boca se apoderó de la mía, por un segundo quise apartarme, pero fue inútil, cuando se trataba de ella era muy débil. Sus manos subieron hasta mi cuello para después acariciarme el cabello, cada toque era como un caos bailando sobre nuestra piel, una llama que crecía con cada beso. Lisa me empujó suavemente hasta hacerme caer en el sillón que se encontraba a un costado de nosotros al tiempo que sus manos seguían jugando con mi cordura, parte de mi sentido común me decía que tenía que parar esta locura, que ella estaba tratando de hacerme olvidar lo que había sucedido minutos antes, rectificándome que yo era su pasatiempo favorito. Pero ese aroma que la envolvía no me dejaba apartarme, quería más de ella, necesitaba más de ella. Cerré los ojos instintivamente cuando mordisqueó mis labios y se movió sobre mi regazo haciendo que la excitación creciera más, parecía que estaba decidida a seguir con esto, aunque estuviéramos en un lugar en el cual alguien podría entrar en cualquier momento, lo cual por más estúpido que sonara me excitaba más. Lisa me miró en ese momento y nuestros ojos se sostuvieron la mirada por lo que pareció una eternidad, ella estaba ahí entre las ganas de arriesgar todo una vez más o salir corriendo por miedo a sufrir, pero nada de lo que pasaba por mi mente en ese instante fue más fuerte que verla acercase nuevamente a mí y sentir su mano acariciar mi incipiente erección, poco a poco deslizó el cierre de mi pantalón para después introducir su mano y así jugar un poco más con mi equilibrio emocional.

-No creo que sea bueno seguir-dije entre un jadeo.

Lisa depositó un beso sobre mi boca para silenciar cualquier cosa que yo estuviera dispuesto a decir, y así después colocar su boca junto a mi oído y emitir un pequeño suspiro de placer cuando sentí que se colocaba sobre mi erección y se dejaba caer sobre esta de una forma tan jodidamente lenta.

¿Cómo podía huir de esto si ella tenía fuego en su mirada y el infierno en su cuerpo?

Sentí el placer recorrer todo mi cuerpo cuando ella comenzó a moverse encima de mí, haciendo que la unión de nuestros cuerpos se hiciera indispensable para vivir, una mujer como ella era todo lo que quería, y no me refería solo a la cuestión del sexo, sino a todo lo que me podía hacer sentir, aunque ella estaba empeñada en mantenernos alejados cuando parecía que quería lo contrario, o es lo que yo trataba de convencerme. Cerré los ojos nuevamente cuando el placer volvió a inundarme por completo, no estaba muy seguro de aguantar mucho con los movimientos que ella hacía, verla subir y bajar sobre mí era un deleite, un gozo personal. Lisa aumentó el ritmo y tuve que detenerla por un instante, si quería durar aún más teníamos que llevar esto con pausa, su cuerpo me tenía enviciado y quería saborearlo lentamente, como debía ser apreciado. Cada vez que su cuerpo se rozaba con el mío un cosquilleo crecía desde mi interior y quería más, pero primero tenía que hacer que ella explotara, así que la tomé por la cintura y la apreté más junto a mí al tiempo que intentaba penetrarla más a fondo, seguí repitiendo el mismo acto hasta que Lisa reclinó su cabeza justo en el hueco de entre mi hombro y cuello y me mordisqueó la oreja al tiempo que emitía la más hermosa melodía, cuando los espasmos del orgasmos que estaba teniendo cesaron ella se dio a la tarea de dar pequeños brincos haciendo que mi placer aumentara con cada uno de ellos hasta hacerme alcanzar mi propio placer. Mantuvimos nuestros cuerpos unidos por unos minutos más hasta que ella se reclinó hacia atrás y me miró, me contemplo como si quisiera guardar hasta el más mínimo rasgo de mí.

-Necesitas irte- dijo acariciando mi brazo derecho.

Espera, ¿Qué?

- ¿Qué quieres decir con eso? -cuestioné imprimiendo en mi voz un poco de duda.

-Sabes bien a que me refiero-

-No, no sé por eso te pregunto- dije aún más incrédulo.

Lisa se mordió los labios y lentamente se levantó y acomodo su falda.

-Ya te lo había dicho Tyler, no quiero estar contigo-.

Mi enojo explotó en ese momento.

- ¡Estás diciendo que no quieres nada conmigo, pero vas y me besas en frente de todos y luego tienes sexo conmigo y me pides que me vaya como si nada! - elevé la voz.

Lisa bajo la mirada a sus pies y se quitó la peluca que aun llevaba puesta.

-Si-susurró.

- ¡Maldita sea! -grité. - ¿Acaso estás loca? -

-Solo vete Tyler- inquirió.

Me levanté de golpe del sillón y me recompuse de lo que habíamos estado haciendo, lo cual ahora parecía un maldito y estúpido error, de esos de los cuales no me cansaba de hacer con ella. Me acerqué a Lisa y traté de no ser un desgraciado, pero ya no podía seguir con este jueguito.

- Ahora soy yo el que te pide que te mantengas alejada de mí-.

Salí de ese lugar tratando de olvidarme de ella una vez más, Lisa había nacido para arder y yo estaba decidido a alejarme de ese incendio. Cada uno se destruía a su manera y yo lo había hecho con una mujer hermosa, pero yo ya no quería seguir ahí, ya no quería ser su desastre.

Lisa © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora