Capítulo 4

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El día de la ciencia fue en el que más me esforcé en chocarme con tu mirada. Sin embargo, inconscientemente también buscaba a Jueves queriendo saber algo después de haber despertado en su cama la tarde anterior.

Entonces, reconocí a tus amigos, pero no había ninguna señal tuya. La presencia de Azul al lado de la muchacha me fastidiaba la vida y lo camuflaba en encontrarte.

Había pasado más de diez veces por el puesto, aunque esa vez sí estabas. Sol me empujó hacia ti. Intentabas darle fuego a un mechero, el encendedor no cedía. Tal vez eran nervios lo que vi en ti. Me miraste y sonreiste. Clavel me hizo caer en cuenta del tono rojo en mis mejillas e insistió en el acto espejo en ti. Olvidé todo, ya me gustabas.

Me sorprendí al momento de que levantaras tu mano hacia mí desde el otro lado del patio. No podía parar de hablar de ti. Tu sonrisa se repetía en bucle.

Dos buses y un cuento de Hitler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora