Capítulo 9

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Era lunes por la tarde, y ya solo faltaba otro día para salir a vacaciones. Tenía muy pocas ganas de llegar a mi casa con el drama de ver a gente ajena a mi familia y dejé pasar por lo menos quince buses, sin embargo, fue mutuo y me gustó quedarme contigo.

Una hora después, tomé la ruta y me senté atrás con la mejor energía que podía dar. Unos muchachos se rian muy fuerte al otro lado e hicieron mover a un pasajero al frente. Saqué un paquete de comida e intenté relajarme, miraba por la ventanilla la hora de llegar a mi casa.

De repente, uno se hizo a mi lado y el otro a mi diagonal, siguiente a una señora detrás mío. Respiré profundo y traté de no intimidarme. Vi como una señora en unas sillas más adelantes me miraba con preocupación, pero quitaba la mirada. El olor a marihuana llegaba a mis pulmones, la estética de sus vestimentas me incomodaba y su hablado coloquial me lastimaba los oídos.

Les pregunté algo siguiéndoles la conversación, pero me sentía indefensa frente a ellos, ni siquiera pude inventar un nombre cuando me lo preguntaron. Miré hacia atrás, y ke grité ayuds con mi mirada a la muchacha. Se reían de cosas sin sentido y a veces decían que me iban a matar.

La de atrás se reclinó y me susurró: "mami, yo le recomiendo que si usted no quiere que la apuñalemos, nos pase el celular" tomé una bocanada de aire y pedí permiso para salir del asiento y busqué rapidamente a alguien a quien pedirle ayuda.

Dos buses y un cuento de Hitler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora