Los mensajes con Azul no paraban, y yo todavía no sabía que excusa sacar para invitarte a salir, porque yo nunca podía ser directa y de frente. Entre algunas bromas, al final acordamos vernos al otro día, no sé porqué lo hice, y mi mamá dijo que aunque tuviera una opinión al respecto, que mejor obrara como yo pensara, que me apoyaba así.
Sí, eran plenas 3pm y nos quedamos en la cocina, abrí una botella de vino y saqué los brazos de cristal. A un metro de distancia e intentando hablar. Estaba recostada con la pared, embriaga y con el corazón a más no poder y él se acerco hasta quedar a pocos centímetros de mis labios, cerré mis ojos ya sin esperar nada. Su respiración se alejó.
"Solo quería ver que tan nerviosa estabas"
Siempre había sido un idiota, tan solo sabía en que momentos ser especial y me sabía querer, pero a veces, no encajábamos, no me veía en un futuro con él, solo intentaba taparlo, supongo que estaba enamorada de la idea de amarlo.
La segunda vez, sus labios si chocaron, sabía a licor y seguía sabiendo como besarme, ¿la otra muchacha besará mejor que yo? Pero me lo tragaba con su saliva. Y así se fue la tarde, hasta que terminamos abrazados en la cama intentando evitar aquella conversación seca.
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Dos buses y un cuento de Hitler.
Short StoryPara el muchacho del paradero que siempre me sacó una sonrisa con sus ocurrencias. Espero poder leer alguna vez esa tarea de literatura de la que tanto fantaseabas y jamás entregaste.