Capítulo 8

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Jueves había desaparecido y no tenía ganas de escribirle. Pasaron dos semanas así y me encontré guardando mis libros cada vez más rápido en la taquilla para alcanzarte. Sonreí al verte a unas cuantas personas, te adelanté y me tocaste la espalda como quería que pasara, saludé con toda una conversación en la punta de la lengua, pero la presencia de un chico me desconcertó; lo miré fijamente hasta que dijo un "Hola" y su voz no encajó. Su inflamación en el cuello explicaba su inasistencia, no podía reconocerlo. Lo abracé por impulso. Sentí como las carcajadas al despedirnos llamaban la atención de azul, pero mi mirada se mantuvo entre tu rostro y la carretera.

Veinte minutos y el bus no pasaba, saqué mi teléfono dando a flote el tema de gustos musicales; me arrebataste el teléfono e intentaste mirar lo que más pudiste, pero yo tenía más canciones que el mar agua. Yo me quedé mirando el teléfono unos segundos y la inercia me llevó a abrir los números telefónicos. Tomé aire y dije, "ve, me das tu número" sentí que el mundo se me caía encima en cuanto dije éso, pero lo detuviste. Mis órganos hacían una fiesta.

Esperé dos horas después de llegar a la casa para escribirte; tan solo fue un saludo y los dedos ya me temblaban. Tiré el celular acto reflejo. Les dije a Clavel y Sol, y ambas pegaron un grito conmigo, era bonito que se emocionaran por las cosas que lograba. 30min después recibí un "como quieres que guarde" sin signos, ni tildes pero que igual me lograba emocionar. Pensé una respuesta, pero tan solo dije que me daba igual A pesar, me emocionó mucho, Azul ni me creía capaz de llegar a este punto con alguien.

Dos buses y un cuento de Hitler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora