Capítulo 13

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Llamé a mi mamá y le dije que almorzáramos juntas. Busqué una ruta que me llevara hasta el lugar y en una calle de mueblerías encontré en la que ella trabajaba. Me presentó a sus compañeros y me hizo subir al segundo piso para poder hablar. Cuando me tomó entre sus brazos, el llanto volvió porque ella siempre me volvía a mi vulnerabilidad.

Le conté todo y de alguna manera quería que con tan solo hablarlo, se solucionara todo. Pero no fue así, no obstante, mis lágrimas cesaron frente a ella y la tristeza se quedó toda dentro.

Las charlas con mi mamá siempre me sanaban, cuando por fin empezó la hora del almuerzo, fuimos a la plazoleta y ordenamos hamburguesas. Siempre sabía como hacerme sonreir. Siempre sabía qje decirme. Siempre. No sé como me había tocado un ser tan perfecto como madre al yo ser tan desagradecida e inútil.

Dos buses y un cuento de Hitler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora