¿Qué más?

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Sam fue el primero en irse a dormir, pero antes quiso revisar si todo estaba bien con Castiel y Lucifer, y si nadie se había matado por alguna razón. Pero no estaba listo para la imagen que lo recibió.

La lámpara del lado de Lucifer era lo único que iluminaba la habitación. Sammy tenía la vista perfecta de la espalda desnuda de Castiel y los brazos del arcángel que lo envolvían. No necesitaba mucho más para leer la situación. Con cuidado y sin hacer ningún sonido, retrocedió cerrando con mucho cuidado la puerta.

Respiró de nuevo, y camino de vuelta a su habitación, encontrándose a Jack en el camino.

- Hey, Jack. ¿Vas a tu habitación?

- Yep. – Sonrió el nephilim. – Creó que será más seguro si los vigilo una noche más. – Se refirió a sus padres.

- ¡No! – Negó repetidamente con la cabeza el mayor. - No puedes.

- ¿Por qué?

- Sería mejor si los dejas descansar, ya me asegure de que estuviesen bien. – Dijo, con un tono nervioso que desconcertó a Jack.

- Bien. – Termino por no darle importancia. – Dormiré en la habitación de Cas.

Eso había estado muy cerca de dejarle un trauma severo al niño de la familia, verlo irse tranquilizo los nervios del pelilargo. Definitivamente Rowena tenía razón, no iban a poder detener esto. Debían aceptarlo o dejar a Castiel solo en esto que no entendía del todo. Quizás de alguna forma mágica, como se había creado, desaparecía ese lazo; las probabilidades eran desfavorables.

Camino de vuelta a la cocina de donde había llegado. La bruja le saludo al pasar, deseándole dulce sueños.

Dean se había quedado solo con su trozo de pie, disfrutándolo el toque especial de la soledad. Pero su hermano menor entro a la cocina con una extraña actitud, sin expresar nada en absoluto que fuese legible para el mayor.

- ¿Qué paso? – Interrogó.

El menor se sentó frente a él.

- Creo que Lucifer será un Winchester pronto. – Haciendo una mueca de confusión y terror.

- ¿Qué dices?

- Consumaron la relación. – Pronunció susurrando, como una monja hablando de sexo.

Paso un par de segundos, pero pronto la boca de Dean se transformó en una gran "O", comprendiendo.

- ¿Viste eso? – Y paso a sentir asco absoluto.

- ¡Dios, no! – Se sintió afortunado de ese pequeño detalle.



Castiel se deshizo del abrazo, buscando su ropa por la habitación. Más o menos vestido decentemente, salió de la habitación. Mientras Lucifer dormía, él pensaba. Nada de su mente había sido borrado, recordaba muy bien el antes y el después de cortar la unión con el arcángel. Recordaba su comportamiento frío, recordaba haber dañado a Jack.

El nephilim tecleaba en su computadora, escuchando algo de música. Su padre toco dos veces y se asomó, tomándolo por sorpresa. Se alegró de verle bien y como el Castiel que recordaba.

- Jack, ¿Todo va bien?

- Eso debería preguntar yo. – Rio. Cas siempre se preocupaba por los demás en vez de por sí mismo. - ¿Te sientes bien? Rowena dijo que sería malo que Lucifer y tú se separaran.

- Si, fue un momento, pero ya todo está bien. – Aseguró.

Jack le dejó espacio, para que se sentara en la orilla de la cama.

- Quería... disculparme. Me comporte distante con todos, pero sé que eso no es algo a lo que tú estés acostumbrado, y odio ser así contigo. –

- Comprendo que no eras tú del todo, y eso no cambia como yo te vea.

El menor estrechó a su padre en un abrazo, reconfortándolo de toda esa culpa que sentía pero no merecía.

Luego de encargarse de que Jack dejase la computadora y se durmiera, Cas se dirigió a la cocina. Sam y Dean estaban allí. Silencio es todo lo que existió durante un par de segundos, hasta que Cas se sentó con los hermanos.

- ¿Te sientes mejor? – Pregunto Sam.

- Si... yo... - Dudo, no había mucha claridad en su mente en realidad. – Esto que siento es muy confuso aun, pero no puedo apartarlo de mí. – Lamento. – Necesito ayuda. –

Por primera vez en mucho, Cas se daba por vencido y lo podían ver en sus ojos. Había luchado contra eso hasta romperse a sí mismo, pero no surgió efecto. Se entregó a sus impulsos, pero una parte de sí le aseguraba que esto saldría mal tarde o temprano. ¿Qué más podía hacer? 

Incontrolable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora