Incontrolable.

Malas noticias.

Jack se negaba a cambiar las cosas, pero Sam terminó por convencerlo de un punto medio, Castiel y Lucifer elegirían. Aunque para el nephilim era una pérdida de todo el esfuerzo para que el bendito Libro los aceptara, sabía que los Winchester le contarían todo aun así. Los ángeles les informaron que la pareja parecía estar volviendo de la inconsciencia, y en seguida, se apostaron frente a la ventana nuevamente.

Los signos vitales de ambos recluidos variaban de a ratos, mostrando evidencia de su lucha por despertar. Castiel parpadeó un par de veces, adaptándose a la luz blanca sobre ellos. Instintivamente dirigió su mirada a la derecha, donde podía ver a través del cristal a Lucifer. Su mano se apoyó en la transparente superficie, viendo que el rubio no parecía despertar, y deseando poder tocarlo.

Lucifer finalmente abrió sus ojos, confundido de donde estaba y qué era lo que había pasado. Encontró la mirada preocupada de Castiel no muy lejos de él. Copió su gesto y apoyo su palma contra el cristal, sonriendo. Estaban vivos y eso era algo realmente sorprendente de contar.

Sin embargo, continuaron en observación por un tiempo más, hasta recuperarse completamente. Luego de dos días desde el dilema del Libro, las capsulas liberaron al ángel y a Satanás.

Pensaron que se encontrarían a un grupo positivo y algo alegre. Habían superado lo peor que esta situación les trajo y las cosas parecían resueltas. Sin embargo, Jack, Dean y Sam parecían demasiado serios al recibirles.

- ¿Qué sucede? ¿Hay algo mal?

Lo primero que atravesó la mente de Castiel era el mundo. Seguramente algo había cambiado allá, quizá habían terminado de destruir el amor de la humanidad y era el fin inminente de esta. La unión entre ellos no era un problema, podía sentirla más estable que nunca, como si nada nunca la hubiese cortado.

- Tenemos que hablar con ustedes. – Pidió Dean.

Se sentaron los cinco en los blancos sofás frente a frente, en la pequeña sala que los ángeles les habían cedido. Sin darse cuenta, las manos de Lucifer y Castiel volvieron a sostenerse, sabiendo que algo malo se avecinaba.

- Hablamos con el líder de los cupidos y descubrimos algo que Jack oculto. – Explicó Sam, posando su mano sobre el hombro del nephilim en señal de apoyo. – Diles.

Jack se giró hacia los cazadores, suplicando en una mirada que no quería hacer esto, no era necesario que lo supieran. Pero no tuvo escapatoria. Les confesó todo, o al menos todo lo que el sabia, porque había mucho que no tenia del todo claro.

- Si quieren... - Dudó, escondiendo su mirada. – puedo revertir todo, eso creo. No recordarían nada ni notarían ningún cambio.

- Pensamos que es lo más correcto. – Intervino Sam.

- Adiós problemas. – Simplificó Dean.

La pareja se miró un momento, pensando en silencio que hacer. En cierta forma deshacerse del problema de raíz era simple, pero si Jack decía la verdad, eso significaba que Lucifer seria mucho peor y quien sabe qué pasaría con la vida de Castiel. Este sentimiento, aunque sin darse cuenta, había estado manipulando las decisiones de ambos desde el principio, y todo ello cambiaria si no existía.

Además, se perdería esa sensación de bienestar que compartían, y que debían admitir que les gustaba. Estarían solos, mucho más que antes y sabiendo que sus nombres nunca se unirían a nadie más, pues no estaban en el libro del amor.

Los problemas actuales desaparecerían, pero ¿Qué otros se vendrían encima?

- No. – Dijeron al unísono.

- Tienen que ser objetivos, sé cómo se sienten pero... - El cazador menor intentaba convencerlos, pero no parecían muy de acuerdo con ninguna de sus palabras. – Es lo correcto.

- Sammy, nunca hemos hecho lo correcto. – Se burlo Lucifer.

- No sabemos cómo serán las cosas por muy mínimo que sea el cambio. – Cas expuso el lado objetivo que Sam pedía, y tenía sentido.

- Además son felices así. – Sonrió Jack, concluyendo que las cosas se quedarían como él las había planeado.