Road Trip

Día 1 | Parte 3

Los rayos de sol le dieron a Eddie los buenos días. Estiró su brazo hasta el cielo y sintió que su cuerpo gritaba de dolor. Se sentía tan cansado y sin energía.

Milagrósamente logró levantarse del suelo y se encontró no muy lejos desde donde estaba su auto. Y todo llegó a su mente, se sintió inquieto.

Por instinto, miró hacia atras y se dió cuenta que la tienda pequeña estaba casi intacta. Excepto, claro, por unos cuantas ventanas rotas pero nada grave. Eso sí, no veía a nadie dentro, pero decidió no pensar mucho en ello, que le dolía la cabeza.

Al final, parecía que todo estaba bien y lo agradeció en silencio. Luego, de golpe, le llegó ese sabor metálico a la boca, quería vomitar.

Fue hasta su carro y buscó en sus bolsillos las llaves. Cuando las encontró abrió el vehículo y se dejó caer al asiento. Estaba así un rato, quería relajarse un rato más antes de hacer cualquier otra cosa.

—No tenías que hacer eso, lo sabes, ¿no?

Claro que no hubo respuesta, Venom y él seguian peleados. Mierda.

—Agh —se despeinó el cabello, no sabía qué más hacer más que gruñir y maldecir—. Y lo peor, no pude conseguir nada para comer.

Y de repente, algo en él le dijo que volteara hasta la parte trasera del auto. Habían bolsas y bolsas de chocolate y Pop Tarts a montones y de, al parecer, todas las variedades.

Eddie sonrió.

—Espero y al menos las hayas pagado —luego negó—. No, alto. Mejor no, que con mi mísero sueldo no alcanzaria para nada de eso.

Hubo silencio, Eddie no lo tomó personal. Encendió el coche y automáticamente en el radió comenzó a sonar canción.

Si mal no recortaba, era de un rapero de chocolate circular de colores. Aquel hablaba demasiado rápido pero le gustó el ritmo de la canción.

De la nada, se preguntó la capacidad de sus pulmones para rapear así, coincidencialmente y de manera sospechosa, su estómago comenzó a rugir.

Eddie solo rodó los ojos, no otra vez.