Día 2 | Parte 1

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El sonido de un mueble golpeando la pared despertó a Eddie de tal manera que quería tirarse un balazo a la cabeza. No estaba seguro de la hora pero supuso que eran las 3 de la madrugada por el color que pintaba el cielo.

Un rubor pintó sus mejillas cuando se dio cuenta de lo que estaban haciendo. Agarró la almoahada y se la puso en la cara, pegó un grito. Estaba enojado, cansado y peor aún, le llegó hambre. Eso no podía significar nada bueno. Comenzó a golpear la misma pared que se esuchaban los sonidos.

—Déjen dormir, hijos de puta.

Y como si el mundo se estuviera burlando en su cara (algo que hace muy amenudo), el sonido solo se intensificó más y más.

Ahora el pobre Eddie quería morirse en ese momento, y es lo que hizo. Murió de verguenza total y lo único que pudo hacer era hacer oidos sordos y esperar lo mejor.

El ruido paró a las 6 de la mañana, y Eddie por fin pudo dormir hasta las 9 de la mañana. Al abrir los ojos se sintió muchísimo mejor que hace horas.

Se bañó, puso ropa limpia, cepilló sus sientes y cabello, hizo del baño y se dirigió a la salida de su habitación. Cuándo salió, se encontró con las personas que menos quería interactuar.

Road TripDonde viven las historias. Descúbrelo ahora