Capítulo 12

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Tras salir de casa de Alejandra, se dirigió al metro, pensativa. Sabía que no debía de pensar en ello. Sabía que lo que su amiga le dijo fue solo una broma. Sabía que era prácticamente imposible que ella pudiera gustarle, y mucho menos a él. Pero aún así, no dejaba de darle vueltas a la posibilidad de que Adrián estuviera pillado por ella.

¿Por qué piensa tanto en él? No debería, claro que no. Debería de estar pensando en su novio, pero no lo hace. ¡Tiene que pensar en su chico! Es el muchacho más maravilloso que alguna vez haya conocido. Es muy inteligente, sensato y mucho más maduro que cualquier chico de su edad. Para colmo, parece sacado de una revista de moda, porque cada vez que lo recuerda o lo ve, nota esa sonrisa tonta que aparece en su cara y que le hace parecer una auténtica imbécil.

Al percatarse de que tiene de nuevo una de esas sonrisas, sacude la cabeza rápidamente hacia los lados, intentando así que ésta desaparezca. Y parece que lo ha conseguido. O, al menos, de eso intenta convencerse.

Lee en la pantalla que el tren tardará algo más de lo previsto debido a una pequeña avería en la línea, así que opta por sentarse y esperar. Pasan los minutos y el metro no acaba por llegar, por lo que saca los auriculares de la mochila y decide escuchar algo de música. Elige la canción de Havana de Camila Cabello y Young Thug y se guarda el teléfono móvil en el bolsillo de su sudadera, tras poner en repetición la canción.

Está relajada, tranquila, hasta que una persona se encarga de romper esa atmósfera en la que se había sumergido. Se trataba de un chico más o menos de su edad, quizás un par de años mayor. No dejaba de revolverse el pelo, de una manera nerviosa. Taconeaba y cada diez segundos se asomaba al túnel para ver si venía el tren, cosa que puede saberlo solamente con escuchar el sonido que hace cada vez que entra en una estación.

Tras unos cuantos de minutos, se da por vencido y se sienta justo al lado de Arancha. Ésta lo mira apenada, parece que tiene mucha prisa. Convencida, saca un pequeño paquete de chicles de menta de la mochila y le ofrece uno a su acompañante. El chico, sorprendido por la actitud de la muchacha, la miró extrañado, alzando una ceja.

Pero Arancha no iba a rendirse tan fácilmente. Se aproximó un poco más a él y le dijo:

—¡Cógelo anda! Que no muerdo —exclamó ella con una gran sonrisa en la cara, mientras miraba al chico a los ojos fijamente. Su mirada le transmitía mucha confusión. También notó algo de miedo, así que intentó ser algo más suave—. Cuando estoy nerviosa, suelo mascar chicle. Me ayuda mucho a relajarme, porque todo el nerviosismo, ira o lo que sea que sienta en ese momento, lo "descargo" en morderlo con todas mis fuerzas. ¿Por qué no lo pruebas?

En ese momento, extendió algo más la mano, de tal manera que él viera que intentaba ayudarlo de verdad. El chico tenía su mirada puesta en el chicle que le ofrecía aquella chica. La miró y vio su bonita sonrisa. Cuando notó el calor en sus mejillas, volvió a mirar a la pequeña goma de mascar.

—Oye, si no la quieres dímelo ya por favor, me está empezando a doler el brazo —dijo la chica, soltando una pequeña mueca de dolor.

Para sorpresa de Arancha, su acompañante cogió el chicle tras soltar una pequeña carcajada. Con un rápido movimiento, y tras examinarlo por unos instantes, se lo metió en la boca. Sonrió al saber que había conseguido intentar ayudar a ese chico.

Ambos estaban tan concentrados en el otro que no se dieron cuenta de que en la pantalla ponía que el tren iba a efectuar en breve su entrada en la estación, por lo que solo el sonido de las ruedas frenando sobre los raíles fue capaz de que ambos salieran de esa pequeña burbuja que habían creado.

Se dirigieron al vagón caminando junto al otro, y ya dentro también se sentaron juntos. Al principio, Arancha no dejaba de mirarlo. La curiosidad la mataba por dentro. Ese chico la intrigaba. De repente quería saberlo todo sobre él. ¿Pero qué está diciendo? Tiene que relajarse. Solo es un chico normal, como los de su instituto.

Simplemente perfecta [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora