No importa cuanto huyas de tu pasado este siempre querrá alcanzarte. Todo lo malo que hiciste en el futuro parecía estarle cobrando cuentas y eso lo sabía Sana quién no tuvo una vida fácil, y tuvo que hacer todo para sobrevivir de su propio infierno...
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El sonido de su voz era único y encantador. Era como si escuchara un ángel y su conciencia para que no hiciera cosas más estúpidas de las que podía llegar hacer.
—Sana, detente...
Sana no volteó a ver, porque pensaba que era una imagen de su imaginación. Sintió que alguien la abrazaba por detrás, este abrazó no era como el que Tzuyu le dio, este era uno que solo la pequeña Dahyun le podía dar.
—No llores más, estoy bien—Decía Dahyun con una voz quebrada de la situación—Sabía que no estarías tranquila, por eso necesitaba verte para decirte que estoy bien.
Dahyun sujeto las manos de Sana quienes temblaban por el impacto.
—Yo no te pude proteger...—Dijo Sana incrédula—¿Entonces como es posible?
Se hizo un silencio. Entonces se escucharon unos pasos y se dirigía hasta dónde estaban abrazadas.
—Deberías agradecerme por salvarle la vida a tu novia—Dijo una voz masculina.
Era la voz de Eunwoo.
Sana volteó rápido y se quedo sorprendida al observar al chico un poco herido, pero no dejaba de ser arrogante ni en momento como estos.
—Yo solo vine aquí por un motivo, y era el de dar con la verdad. Tu eras mi primera sospechosa, pero poco a poco te fui descartando de lo que te comprometía—Rió Eunwoo—Lo de Dahyun es algo que sucedió sin darme cuenta, es una chica encantadora y al igual que tu también caí por ella, y eso me hizo desviarme de mi camino.
Dahyun se separo de Sana y la ayudo a ponerse de pie. Ambas se miraban e ignoraron un poco las palabras del chico.
—Estas viva—Sana llevo sus dos manos a las mejillas de Dahyun—No puedo creer que estés viva y no te haya perdido... Yo tenía miedo, tenía miedo de mi misma.
Los ojos llorosos por cada palabra que salía de su boca. La manera tan delicada de acariciar sus mejillas y su voz rota al hablar era un ejemplo de todo lo que le decía.
—No tengas miedo de ti, yo estoy bien ahora.
Sana la abrazaba de una manera posesiva.
—Tuve miedo, pensé que realmente te había perdido por estupideces mías.
Dahyun acariciaba la cabellera de Sana que esta revuelta, sentía que su respiración por fin se tranquilizaba al igual que los latidos de su corazón.
—Debes descansar, tu cuerpo se siente tan roto—Dijo Dahyun con suavidad para que su voz tranquilizará aún más a la japonesa.
La ayudo a ir al sofá porque de lejos se veía a Mina dormida en su habitación y el único lugar que quedaba era el sofá de la sala de estar. La recostó con cuidado, le daba pequeñas caricias para que la japonesa conciliara el sueño. Se veía demasiado cansada que no tardaría mucho tiempo en que eso por fin sucediera.
