Probarte.

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—Te gusto, no importa si sólo es por ser guapo.

Me acerqué a ti, observando como tú mirada parecía nublarse por la lujuria inundando tu mente. Te veías tan sexy con aquella expresión, que no sabía cuanto más podría mantener el control. Con un poco de temor, pase mis manos lentamente por tu torso.

Te mordiste los manos como si estuvieras conteniendote. Solo deseaba que te dejarás llevar. Te sentiste de nuevo a mí lado y me quedé observando con curiosidad hasta que te ví palmeando tu regazo. Sentí que la boca se me secaba y mi cuerpo actuó como por inercia propia, acomodándome con mis piernas a cada lado de tu cuerpo. Tus manos se posaron instintivamente en mi cintura. Mis mejillas quemaban por la posición.

—No me gustas solo por ser guapo. —Respondiste apretando un poco más mis caderas y solté un pequeño jadeo al sentir tales acciones. —Era para dejarlo en claro.

Mis estómago se revolvió por un sentimiento arrollador y la posición en la que estábamos me hacía sentir completamente desconectado y fuera de juego. Aquello era sin duda otro nivel y me sentía cercano a ti. Dios, de verdad estaba amando cada segundo de este Seokjin en modo sexy.

No quería que te arrepientieras, no quería darte tiempo de pensar entonces conteniendo toda la vergüenza internamente, comencé a desabrochar tu camisa lentamente, relamí mis propios labios y acaricié poco a poco la piel que iba siendo expuesta.

Tú solo me observaste sin separar tus ojos de los míos al tiempo que dejabas que quitara aquella prenda y solo atiné a pasar saliva. Los dedos me temblaban un poco.

—¿Ya nos vamos a comer?—.comente emocionado tratando de aligerar un poco el ambiente a lo cual respondiste con una risa ligera y una sonrisa de medio lado que en aquella situación pareció quedar grabada a fuego en mi mente.

—Pero ya pasó la hora de la cena ¿no? —. Claro que lo sabía, tú la habías preparado y te había quedado deliciosa, como todo lo que hacías. Te despojé de la camisa rápidamente, alce mis brazos y envolví tu cuello, apreciando la textura de la piel suave de tus hombros anchos. Ladee mi cabeza y me acerque para besarte.

Te escuché soltar una ligera risa y no pude evitar soltar un pequeño jadeo cuando percibí como te dejabas llevar por el beso, acariciando la piel de mis caderas y jugando con mis boxers. Esto no puede ser legal, tus dedos parecían incendiar mi piel.

—Algo me dice que te gustan mis hombros—. Comentaste divertido contra mi boca una vez que nos tuvimos que separar por el aire.

—Me gusta todo de usted, sus hombros, sus labios carnosos...—. Murmuré bajamente sin vergüenza contra los labios contrarios, empujándote suavemente para que te quedarás recostado sobre la pequeña silla de aquella azotea que parecía ser uno de los escenarios de nuestra historia, aunque pronto nos mudariamos.

—¿Quien te dió permiso de ser tan sexy?—. Me respondiste en un tono juguetón y me quedé en blanco.¿Yo sexy? ¿Tú crees que yo soy sexy? ¿Desde cuándo soy sexy? ¿Por qué nadie me lo dijo? Separe mis labios levemente, acercándome a la sonrisa coqueta que adornaba tú hermoso rostro frente a mí para robar un pequeño beso. Me acomodé mejor sobre tus piernas, apegándome un poco más a tu pelvis.

—No sé, ¿El conejo que vive en la luna?—. Respondí relamiendo mis labios y con una sonrisa socarrona.

—Pues no me parece justo, porque solo quiero verte gemir mi nombre y probar cada centímetro de tu piel.—. Enterraste tu cara en mi cuello y sentí como inhalabas mi aroma. Tu aliento caliente en aquella zona sensible me enviaba pequeñas cosquillas. Lleve mis manos a tu cuerpo cabelludo, enredando mis dedos en la tersura de las hebras de tu cabello.

—¿Tu nombre?... Puedes hacerlo, Hyung. Soy tuyo.—. Acaricie tu cabello con parsimonia.

—Sí, quiero que grites Seokjin mientras te penetró. A menos... De que quieras hacerlo al revés, porque soy versátil.—. Traté de ignorar el corrientazo que bajó directamente a mi zona inferior. Te reíste tranquilamente y te acercaste para juntar nuestras narices frotandolas con ternura.

Estoy muerto, juro que sí. Si alguien encuentra mi cuerpo, diganles que me mató Kim Seokjin.

—Siempre tengo ganas de sentirle, quizá mañana pueda cambiar roles, Hyung. También soy versátil. —Jadeé suavemente, mirándote mientras sentía como mi pantalón comenzaba a estorbar.

—Dios, es lo mejor que me podrías hacer dicho nunca. Tan perfecto para mí.

El día en que me quieras ✘JintaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora