capítulo uno.

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001: la llegada a la tierra.

Su cuerpo dolía y dolía como nunca lo había hecho. Se sentía mareada y se encontraba con los ojos cerrados. Pero cuando sintió un dolor más fuerte en la espalda, abrió sus ojos y tomó una bocanada de aire mientras se sentaba. Llevó sus manos hacia su espada y sus alas no estaban, una de las cosas que más amaba no estaban.

¿Por qué me quitó mis alas? Pensó dolida.

– Los humanos no llevan alas, Grace– la voz de su señor se escuchó por el lugar.

Ella intentó buscarlo por todos lados y se encontró con algo muy diferente al cielo, muy diferente a su hogar. Había árboles por todos lados, cómo Demian solía llamarlos cada vez que le proyectaba algo de la tierra. Oh Demian, no se había despedido de su hermano, el hermano que le había enseñado un poco sobre la tierra y por el que sabía que lo que estaba alrededor de ella eran árboles.

Se sentía mal, se sentía sola. Su cuerpo temblaba y no sabía que hacer o a dónde ir. Miró sus manos y las vio sucias al igual que su blanco vestido. Esto era raro para ella, nunca había estado sucia.

Intento pararse, pero falló. Sus piernas dolían y apenas pudo componer su postura intentó caminar y volvió a fallar, falló como si nunca antes lo hubiera hecho. ¿Por qué le era difícil caminar?

Se recostó en uno de los árboles y sintió un toque frío al instante. Recorrió el tronco con la yema de sus dedos y sonrió, le gustaba la sensación.

Una luz chocó contra su cara y le molestó. Apartó la vista de aquella luz y frunció el ceño. Cuando acostumbró su vista a la luz miró una silueta detrás de ella. Ahora tenía miedo. No sabía cómo reaccionaban los humanos.

– Las manos donde pueda verlas– la voz de un hombre se escuchó y ella miró mejor la silueta.

Era un hombre, alto y frondoso. Sostenía la luz entre sus manos y a Grace le pareció interesante eso. Vio la ropa del hombre y le extrañó, era muy diferente a la que usaban los hombres en el cielo. La cual era sólo de color blanco y la ropa de aquel hombre era de color marrón. Inusual para ella.

¿Qué había querido decir con manos donde pueda verlas? Ella no sabía a qué se refería. Así que no se movió, no hizo nada. Por lo qué aquel hombre la miró frunciendo el ceño.

– ¿Te has perdido?– él preguntó relajando su postura.

Ella realmente lo estaba por lo que atinó a asentir. No sabía si estaba haciendo lo correcto, pero su Señor no le había dado instrucciones de nada.

– Soy el oficial Parrish ¿me puedes decir tu nombre?

Todavía el miedo estaba dentro de ella, Demian le había dicho que no todos los humanos eran buenos, que algunos podían llegar a hacer cosas malas con otras personas y eso le aterrorizaba, ¿qué tal si la lastimaba?

Por otro lado, Jordan se encontraba curioso. La chica frente a él era hermosa, su cabello castaño y ondulado caía perfectamente sobre su espalda, no importaba qué tan sucia se encontraba en el momento. Él sabía que era bonita. Se acercó a ella bajando la linterna que momentos antes había utilizado.

– No te haré daño– susurró Parrish intentando calmarla– sólo me gustaría saber tu nombre para poder ayudarte.

Ella lo miró directo a los ojos, buscando algo en ellos y cuando pudo ver la total serenidad que los ojos de él transmitían, le sonrió. Una sonrisa pequeña.

angelus ; jordan parrish I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora