CAPÍTULO 9

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Os diré algo, sabéis eso de las novelas, series y películas dónde te despiertas con un rayo de sol que te da en los ojos y es precioso y maravilloso, pues así me he despertado hoy y lo odio. Porque uno, no sé qué tiene de bueno despertarse dándote todo el sol en la cara y dos porque despertarse tan temprano es un delito; jamás lo entenderé, el caso es que me he despertado a las 8:30 y como no he podido conciliar el sueño de nuevo, me he levantado, duchado, desayunado y ahora estoy con la televisión encendida mientras miro mis redes sociales en el móvil.

- Buenos días salvajita - me encuentro a un Ethan sin camiseta, el pelo revuelto y voz ronca de por las mañanas.

- Buenos días imbécil - digo mirando mi móvil.

- Sabes tengo nombre - dice mientras se sienta a mi lado.

- Lo sé, yo también, te recuerdo.

- Salvajita te pega más – dice y se asoma para ver qué hago.

- Y a ti imbécil – apago el móvil y le miro - aunque ogro de Mordor tampoco te quedaría mal, pero sería un insulto para mi primo, ya que tú eres más feo - le sonrío y miro la televisión.

- Ayer no te importó cuando casi me besas - dice mirándome triunfante.

- Quién te dijo que lo fuera a hacer, además tú eras el que me iba a besar no yo a ti.

- No parecía que te fueras a apartar, dice acercándose a mí.

- Las apariencias engañan - digo alejándolo de mí.

Me levanto con intenciones de ir a mi cuarto a editar algunas fotografías que hice la semana pasada; el atardecer era hermoso y no me pude resistir y saqué unas cuantas fotos. Pero alguien, bueno no, el imbécil, me acorrala contra la pared y se acerca demasiado a mí.

- Ahora no puedes escapar - susurra en mis labios.

- Podría darte una patada en tu minúsculo miembro y gritar- le digo en el mismo tono, no sé ni por qué.

- O podrías callarte y dejar que te besara, lo estas deseando tanto como yo, salvajita - la última frase la susurra en mi oído haciendo que se me erice la piel.

Se empieza a acercar cada vez más hasta que une nuestros labios y cuando me quiero dar cuenta ya le estoy siguiendo el beso. Son labios son suaves, acaricia mi labio inferior pidiendo paso y dejo que nuestras lenguas jueguen. Me coge de la cintura y yo entrelazo mis manos en su pelo queriendo juntar su boca más a la mía, empieza a andar hasta caer al sofá donde cae sentado y a mí me sienta encima de él, nos seguimos besando hasta que oímos pasos provenientes de la escalera nos separamos rápidamente, me siento al lado suya y cada uno agarra su móvil, a los segundos, Mateo aparece y nos mira; sé con certeza que sabe lo que ha pasado, me conoce tan bien como yo a él. Y nuestras respiraciones agitadas nos revelan.

NARRA ETHAN:

Dios, esa chica besa como los demonios, sabía que caería rendida fácilmente a mí, pero no pensé que yo caería a ella. Es tan única, tan libre, tan agresiva, tan salvaje, eso es lo que más me gusta y si le agregamos como besa, es el diablo en persona; y me encanta, no sé si esto es bueno o malo y lo más probable es que Iván me mate, pero es que Dios.

Me acuerdo cuando la vi el primer día con esos ojos tan oscuros, tan profundos; las mechas moradas, los pantalones rotos con medias de rejilla y la camiseta corta que llevaba, iba toda de negro; lo primero que pensé fue que iba ser la típica chica solitaria, poco habladora e introvertida que está siempre en su mundo. De repente me choco contra la pared haciéndome dejar mis pensamientos a un lado.

-Sí que tiene que besar bien Lena para que te choques con una pared - dice Mateo riéndose.

- Cómo – no entiendo nada, no puede saberlo, ¿nos ha visto?

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