CAPÍTULO 14

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- Bien ahora repartiré los exámenes - dice la profesora de bilogía.

Después de haber repartido los exámenes a todo el mundo, me lo da a mí, cómo no, el mío el último; sólo que esta vez me lo da sonriendo, no entiendo por qué hasta que veo el 6,5 bien grande y rodeado en rojo en la esquina superior derecha del examen.

- Tiene que haber un error - digo revisando el examen de arriba abajo, de abajo a arriba, de derecha a izquierda y de izquierda a derecha.

- No hay ningún error señorita - dice la profesora mientras se va a su escritorio.

- Déjeme contradecirla.

- Lo hace siempre.

- Porque siempre tengo razón - digo poniéndome de pie, mis compañeros ya están todos expectantes a mi reacción.

- Vaya al despacho de director ahora mismo.

- Sabe qué, que sí que voy, pero usted viene conmigo y le explica al director porque me ha tachado la pregunta del final, que da la casualidad de que es la que más cuenta, entera - digo cruzándome de brazos delante de su escritorio.

- Señorita Román se está pasando y no voy a consentir que me falte al respeto, no tengo por qué ir a ningún lugar.

- Bien - digo girándome y voy en dirección a mi mesa.

- Por una vez ha hecho caso, le ha costado nueve meses, pero mejor tarde que nunca - dice victoriosa.

- Adrián - digo poniéndome en frente suya - me dejas tu examen, por favor.

- Emmm - mira a la profesora asustado y yo le fulmino con la mirada – claro - dice y me da su examen sin entender nada.

- Lis - le extiendo la mano y ella me da su examen.

- A dónde va - dice la profesora detrás de mía.

- A mí no me va a bajar la media porque usted quiera - digo mirándola desafiante me doy la vuelta y voy al despacho del director. Una vez en secretaría saludo a Lidia y le pregunto si puedo pasar a ver al director, ésta me sonríe y me da paso. Llamo a la puerta.

- Adelante - se oye desde el otro lado y paso - Elena que sorpresa.

- Sí he venido por algo importante - digo todavía de pie y con los exámenes en mis manos.

- Sí que tiene que ser importante para que hayas llamado, no hayas montado escándalo y estés tan educada - dice apoyando sus codos en la mesa - siéntate por favor.

- Bien - me siento en una de las dos sillas que hay enfrente suya y extiendo los tres exámenes en su escritorio.

- ¿Qué es esto Elena? - dice mirando los exámenes, confundido.

- Bien, le explico - asiente con la cabeza- son exámenes de biología, éste es el de Adrián - señalo el de la izquierda - éste es de Elisabeth - señalo el de la derecha - y éste es el mío - señalo el del centro y él me mira confundido - el caso es que tengo un 6,5.

- ¿Cómo es eso posible?, tú nunca bajas del 8,5.

- Exacto, la profesora de biología me ha tachado el último ejercicio - le señalo el susodicho - que es de dos puntos y lo he comparado los otros dos exámenes que le he traído que cómo puede ver están perfectos y tienen las mismas respuestas que yo, exceptuando una palabra. Mi querida profesora de biología me lo ha tachado entero.

- Esto es inaceptable, acompáñeme – dice con claro enfado. Salgo detrás de él.

Minutos después entramos a clase y todos mis compañeros miran al director asustados, éste se pone al lado de la profesora y mira a todos y cada uno de mis compañeros.

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