park seonghwa

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EunYeong miraba atentamente cómo las agujas del reloj se iban desplazando con un compás que era hasta placentero de mirar

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EunYeong miraba atentamente cómo las agujas del reloj se iban desplazando con un compás que era hasta placentero de mirar. Estaba bastante lejos de él pero aun así en su mente podía escuchar perfectamente el sonido de las agujas que acompasaban el movimiento de las mismas.

Era su última hora de clase antes de irse a casa y le tocaba matemáticas. Las odiaba y aún más cuando tenía problemas de dislexia y a veces los números y las palabras de los anunciados se mezclaban y formaban un jeroglífico sin salida.

Posó su mirada en la pared blanca de la clase y se quedó navegando en sus propios pensamientos sin sentido. Era eterna esa clase y más cuando le iban a decir la nota de su último examen.

No la quería saber.

No lo necesitaba.

Era consciente que había suspendido el examen. Ya había llegado a un punto que no le importaba, ya había suspendido tantas veces que había dejado de sentirse decepcionada consigo misma y dejado de tener ansiedad. Daba igual lo que hiciera, nunca conseguiría aprobar esa asignatura.

Su madre la había apuntado a clases de matemáticas avanzadas para ver si así se espabilaba y nada. Había fracasado. El profesor le llegó a dar clases en los ratos libres que tenía pero tampoco había funcionado. Había algo que le impedía concentrarse y aprobar, a parte de su dislexia.

― Muy bien chicos, os repartiré ahora los exámenes ―dijo el profesor mientras los cogía de su maleta―. Quiero decir que a grandes rasgos, no ha sido vuestro mejor examen pero por lo general ha aprobado la gran mayoría.

EunYeong se fijó en él y vio cómo le clavaba los ojos y la miraba con cara de decepción. Ella giró los ojos. Ya lo sabía, no tenía que ponerle cara de decepción. Haciendo aproximaciones, EunYeong tenía en mente que había sacado un cuatro así. Tampoco un suspenso desastroso pero tampoco un aprobado. Nunca había bajado del cuatro pero tampoco subido.

El profesor le dio el papel girado. Lo giró.

Sintió cómo el mundo se paraba alrededor de ella y todo se congelaba.

En rojo, grande y rodeado con un círculo había un gran uno en la esquina derecha superior de la hoja.

Sabía que le había ido mal pero no tan mal.

Su mejor amiga, HyeJin, se la quedó mirando. Las dos se miraron. HyeJin no tuvo que preguntar para saber cuán mal había ido porque en los ojos de EunYeong desprendían una decepción con una mezcla de ansiedad que te dejaba petrificado.

El timbre del fin de la clase sonó y todos los alumnos se levantaron corriendo para irse. Todos menos el par de amigas.

En el aula solo quedaban ellas dos y el profesor.

―EunYeong, quiero hablar contigo un segundo ―le dijo el profesor. HyeJin le hizo una seña para decirle que la esperaba fuera y se fue―. EunYeong, ha sido tu peor examen. Sé que sufres de dislexia, intento hacerte los exámenes lo más apto posible para que sea más fácil entender todo pero no hay manera de que apruebes. Ni con la academia, ni con mis tutorías.

𝐀𝐓𝐄𝐄𝐙 𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora