song mingi

914 46 6
                                    

[Primero de todo quiero pedir disculpas por tardar tanto en actualizar. Los últimos meses no han sido los mejores, está siendo bastante duro todo y no estaba bien emocionalmente como para ponerme a escribir y no parar ni rendirme en la primera frase que escribía. Pero por suerte ya estoy algo mejor y espero actualizar bastante antes de que empiece la universidad.
Por otro lugar, quiero decir que no continuaré con el 'au' que estaba haciendo aquí de los símbolos y los poderes porque es algo que ahora mismo no me motiva ni me entra la inspiración y no quiero que esto me pare a la hora de escribir y actualizar. A lo mejor lo retomo luego pero ahora mismo no estoy lo suficiente inspirada como para escribir los 3 que me quedan, espero que lo podáis entender.
Y por último quiero dar mil gracias por los vistos, me gusta y todos los comentarios. Nunca llegué a pensar que mis escritos iban allegar a gustar a tanta gente ni que recibiría tanto amor. Siento que no lo merezco, pero me alegráis los días con estas palabras tan bonitas que me decís. Mil gracias, de verdad.]


Los jadeos del chico hacían eco en el gran salón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Los jadeos del chico hacían eco en el gran salón. Estaba tumbado en el suelo con la vista perdida en el techo, mientras intentaba recuperar el aire y pequeñas gotas de sudor se deslizaban por sus sienes. Podía escuchar cómo los pasos firmes de su contrincante se acercaban a su cuerpo cansado y cómo la madera gruñía con cada paso que daba. Intentó estirar un poco el brazo para
coger la espada, pero sintió una fuerte presión en la muñeca: la otra persona tenía su pie encima de su muñeca, haciéndole imposible coger la espada.

―Creo que ya basta por hoy. ―tenía la voz grave, autoritaria. MinGi volvió a jadear.

―Quiero continuar ―empezó a hablar el más joven―, el torneo es dentro de cinco días y tengo que ganar. ¿Sabes lo que supone ganar el torneo? SeongHwa, se hace cada 100 años para elegir al nuevo guerrero que liderará las Tropas de la Noche.

―Sé la gran importancia que tiene ―lo miró fijamente, con ojos gélidos―, pero continuar hoy con tu entrenamiento sería una pérdida de tiempo. No estás concentrado, no puedes hacer ni las técnicas más básicas. Cualquiera diría que llevas meses viniendo a entrenar aquí cada día.

SeongHwa lo miró de una forma que no supo descifrar. No lo podía negar, llevaba días que no conseguía centrarse. Su mente era un remolino de ideas y preocupaciones, difusas y poco concretas; escenarios imaginarios que intentaban producirle una sensación de calma. Con la llegada del torneo, se encontraba más inquieto de lo normal, pero no era eso lo que le inquietaba. Llevaba días sintiendo que perdía el control de sí mismo como si algo dentro de él se empezara a despertar, como si algo fuera a salir y dominarlo por completo.

―Así no ganarás el torneo. ―MinGi no le contestó. Cerró la mano fuertemente en un puño y clavó sus uñas en la palma de su mano. Podía sentir cómo se le hacían pequeñas heridas de tanto apretar y cómo algunas gotas de sangre empezaban a brotar, pero le daba igual, solo sentía rabia. Rabia porque tenía razón. Rabia porque estaba cansado de la actitud autoritaria del otro. Rabia porque nadie tenía suficiente confianza en él. Simplemente sentía rabia. Dejó de sentir por un momento, como si perdiera el conocimiento y lo viera todo negro, pero se fue, sin saber cómo, salió de la habitación normal. Sin percatarse de lo que acababa de pasar. Sin escuchar el ruido.

𝐀𝐓𝐄𝐄𝐙 𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora