[en los imaginas que pongo canciones, a parte de que es porque me inspiro en la letra de la canción, también recomiendo leerlo mientras la escucháis, pienso que así se puede conectar más, a no ser que sintáis un odio profundo a la canción o no os guste, que lo entiendo]
sk8er boi, avril lavigne.
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Él era un chico.
Ella era una chica.
La historia no puede ser más obvia.
HaYan era la típica chica popular. Vivía en su burbuja rosa donde todo iba bien, donde la maldad no existía y la escasez solo era algo imaginario. Decir que tenía todos los estereotipos marcados por la sociedad era quedarse escueto. Físicamente era preciosa y ella lo sabía. Tenía el pelo largo hasta la cintura y con ondulaciones que parecían olas. Tenía el pelo teñido de un rubio bastante oscuro para que le resaltara en su piel delicada y extremadamente pálida. Tenía ojos grandes, doble párpado y de un marrón oscuro casi negro pero siempre se ponía lentillas de colores claros como verdes o azules. Era mucho más alta que las demás chicas pero aun así se ponía zapatos de tacones que la hacían llegar casi al metro ochenta.
Nada en su vida iba mal. Lo tenía todo: notas perfectas, una vida social abundante y siempre ocupada con fiestas, padres cariñosos que la querían y le consentían todos sus caprichos, una casa enorme sin preocupaciones económicas... Menos vida amorosa. HaYan sentía que lo tenía todo pero que a la vez no tenía nada.
HaYan era bastante egocéntrica y material, siempre quería tener más y más. Sus padres la habían educado en una burbuja perfecta que no se podía explotar fácilmente y sus valores eran perfectos para esa sociedad capitalista y superficial. Pero en el fondo de su corazón no había maldad, solamente nunca le habían dado un golpe de realidad y sus amigos no estaban dispuestos a hacerlo porque eran iguales. O peor.
Eran mucho peor.
La gente pensaba que HaYan era la abeja reina del grupo, que la seguían a ella y ella era el centro del mundo. En realidad no. Sus amigos se entrometían mucho en su vida, aparte de hacerle planes sin consultar si ella quería o no. Ellos hacían y ella se moldeaba, formando una perfecta obra de teatro con una marioneta sin pensamiento crítico.
Ella vivía la vida que los demás le construían y no sabía pararlo.
Por eso cuando sus amigos descubrieron quién le gustaba no tuvieron que pensarlo dos veces para destruir lo suficiente esos pensamientos y sentimientos hasta que le hicieron creer que el chico era demasiado para ella.
Nunca consiguieron destruirlo al completo.
En la hora del almuerzo HaYan buscó al chico que le estaba poniendo la vida patas arriba. Lo encontró en la mesa de siempre con sus siete amigos.
Él también la estaba buscando y cuando sus ojos se encontraron toda la cafetería se quedó callada y todo se paró. Nadie más existía.
