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"Cuando pienses en rendirte, acuérdate de la razón por la que empezaste."

Renata

-¡si igual cuídate! -

Baje del taxi y me despedí, creó que Lili se molestó pero no diré nada, tiene una actitud pésima cuando se trata de dejarla plantada; se supone que iba por las compras, y me quede platicando con ella, típico de mí, creó que tendré que ir con Joaco si es que ya llego, espero que se la haya pasado bien y espero que también nuestra madre no me mate; ella era un poco sobre protectora siempre con él.

Mi sorpresa creció al ver la puerta entre abierta, hay Joaco abecés eres muy despistado, pensé. Subí las escalera con tranquilidad al no verlo en la planta baja y me sorprendió que no se escuchara nada de ruido; se supone que Joaquín esta en casa ¿no?

- ¡Joaquín ya llegue! -me quede en el pasillo, nada, no obtuve respuesta -¿qué es ese ruido? -me percate de un pequeño chorreo se escuchaba, revise confundida la cocina y por últimos subir arriba.

- ¿pero que...? -levante mi zapato empapado, el piso tenía un charco enorme de agua; pronto mi pecho se oprimió y el pánico poco a poco se apoderó de mí, sabía que algo no estaba bien al ver el charco salir del cuarto de baño.

- ¿Joaquín...? -toque la puerta, un nudo se fue formando en mi garganta -¡Joaquín! a-abre la puerta, no j-juegues con esto. -nada no respondía, ¡diablos!, mis lágrimas comenzaron a brotar eso no ayudaba, intente abrir la puerta pero no daba resultado, baje lo más rápido y en unos segundo volví a estar arriba con unas llaves de repuesto -¡¡Joaquín!! -grite desesperada.

Al abrí la puerta, todo estaba lleno de agua estoy segura que en ese momento toda la sangre había abandonado mi cuerpo.

-¡Joaco! ¡Responde hermanito! -lo sostuve sacándolo del agua, mis lágrimas no ayudaban en nada, estaba muy frío y pálido; lo acosté en el suelo y empecé a presionar su pecho con todas las fuerzas necesaria.

-¡por favor, reacciona! -mi cuerpo no dejaban de temblar, tenía los conocimientos básicos de primeros auxilio pero no daba resultado
-J-Joaco por favor -presione una, dos, tres veces, le di respiración boca a boca -p-por favor no me puedes abandonar -presione una última vez, su cuerpo reaccionó al instante, tosiendo y escupiendo toda el agua.

-¡¡Joaquín!! O dios mío, gracias, gracias. -lo abracé y lo sostuve sentándolo.

-Ren...-me miro cansado. - ¿qué p-paso? -su voz apenas era un susurro.

-eres un tonto, no vuelvas hacer eso, ¡¿me escuchaste?! -me separe tomando su rostro en mis manos, me miró confundido -¡¿me escuchaste Joaquín?! –dialice cansada.

No dijo nada, se desmayó al instante, lo sostuve y lo abracé un buen rato solo pensando que fue lo que le paso, lo único que vi fueron esas pastillas en suelo.

-perdona me...perdona me por no estar contigo...-susurre, mis lágrimas inundaban mi rostro haciendo hipar.

[...]

Pasando el tiempo no tarde mucho en llevarlo a su cama y cambiar su ropa, lo recosté tapándolo y secando su bonito cabello. Con el trascurso de la noche llame a un médico para que lo checara.

-estará bien, se desmayó por la reacción de la reanimación y la expulsión del agua. Te dejare unos antibióticos para los mareos y por si tiene dolor de cabeza. -sostuve los medicamentos, aquel papel y despedí al docto minutos después.

Limpie los residuos de agua y me dispuse a colocar un calentado en el cuarto ya que afuera había caía una tormenta y se sentía frío.

-hasta el cielo sabe que estas mal Joaco...-acaricie su rostro que ahora estaba tibio.

Notas del destino (Emiliaco) #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora