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"El primer beso es mágico y sin pensar...el segundo íntimo con miedo y nervios...y el tercero..."

... 

Joaquín

Me separé soltando un liguero suspiro, al abrir mis ojos lo único que vi fue las partes de su cara visibles rojas. Mi mente se encontraba en blanco, los nervios eran más que presenciales al no poder moverme. Mantenía aun mis manos en sus rodillas donde sentía como temblaba. Mi cuerpo reacción cuando el tubo el propósito de quitarse la bufanda, fue cuando me levanté y salí sin mirar atrás.

Mis pies pisaban el asfalto con firmeza, corrí sin algún sentido sin mirar al frente. Las personas que se cruzaban en mi camino susurraban cosas que no alcazaba a escuchar.

Inconsciente me recargue en un poste antes de cruzar la calle llena de autos; toque mi pecho que latía con fuerza, mi cara la sentía tan caliente que me sentía a morir. Lentamente toque con temor mis labios que temblaban, pequeños escalofríos sentía cada que recordaba como fue que mis impulsos ganaron para robarle un beso que apenas duro segundos. Suspire pesado.

-perdón...-susurre para cruzar la calle.

- ¡Joaquín! -observe donde me encontraba, mis recuerdos o través habían ganado al recordar aquella tragedia. Aron me miraba curioso. -desde hace tres días estas así, siento que ni siquiera estas aquí. -me quede callado mientras se abrían las puertas de aquel elevador.

Si, justamente ya llevábamos tres días en Canadá, era cierto que yo estaba presente físicamente pero mentalmente me había encapsulado en ese pequeño momento. Sali atrás de Aron, mantenía los vestuarios jalando con ayuda del pequeño carrito, todo había estado tan agitado que no me di la tarea de disfrutar el viaje ni el tiempo que llevo aquí. El trabajo con Aron resultaba algo pesado, más que con Emilio...me pregunto, que estará haciendo; lo más probable es que me esté odiando. Por alguna razón mi mente no reaccionaba, había estado formulando diferentes teorías, de cómo se sentirá Emilio; talvez decepcionado, enojado, triste y millones de palabras que tengan que ver con odiarme.

Todavía no entiendo cómo me atreví hacer eso, en el fondo siento que solo fue un impulso, pero sé que no es cierto, algo me hizo hacerlo y ese algo me causa miedo. Antes de conocer a Emilio hacia las cosas con el propósito de realizarlas, pero desde que lo conozco a él, mi cuerpo hace lo que cree correcto y mi mente se apaga cediéndole en control completo.

Lo más probable es que le haya arruinado su cumpleaños, me lo imagino desanimado y sin ganas de hacer nada. Y todo por mi culpa y los estúpidos sentimientos.

-hoy es día de festejar. -fruncí el ceño al escuchar a Aron. No tengo idea cuanto tiempo llevo parado sin escucharlo. Deje aquel carrito en la estantería ya que había acabado la sesión anterior.

- ¿Qué? -suspiro frustrado.

-hoy no trabajaremos, el día lo tenemos libre y eso significa fiesta en todos los sentidos y como asistente tiene que ir. -arreglo sus rubios cabellos en el espejo.

-soy tu asistente de trabajo, no niñera. -lo mire con superioridad. El tiempo con él no había mejorado del todo, era cierto que peleábamos a cada rato y no lo obedecía como era debido, pero a él parecía agradarle, la verdad no sabía cómo sentirme al respecto.

-rebelde como siempre. -sonrió ladino negando. -de todas formas, no te estoy diciendo si quieres ir, vas a ir. -salió dejándome con la queja en la boca.

Las fiestas no eran lo mío, era cierto que ya había asistido a una que otra, pero seguían sin agradarme. Molesto lo seguí por el lobi del gran edificio demasiado ostentoso, seguía sin agradarme lo extravagante.

Notas del destino (Emiliaco) #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora