14

163 24 9
                                    

Las buenas historias existen, por eso son historias. Por qué alguna vez fueron contadas o vividas ya sea por un personaje o por el hecho de sentirlas. No sabemos si son reales, para mi lo son, son tan reales que me hacen llorar: me hacen sentir mal, me hacen enojar, reí, gritar...soñar. Pero sobre todo...imaginar...

Inspiración de la escritora...

Joaquín

-papas...les tengo que d-decir algo... -mire a mis papas, estaban sentados en el sillón mirándome preocupados, mis nervios me traicionaron. A pesar de que ya lo había hablado con Ren no estoy seguro, pero quiero hacerlo, tengo que hacerlo...para ser libre.

- ¿qué pasa hijo?, no nos preocupes. -hablo mi madre.

-mamá...papá... -mire mis manos, mi pulso estaba al cien.

- ¡antes! -interrumpió Ren tomándome de los hombros. -deben comprender y saber, que Joaco no está haciendo nada malo...sólo...quiere ser feliz.

-no entendemos hijo...-hablo mi padre tomando la mano de mi madre.

-bueno. -respire hondo. -yo, yo...s-soy...gay. -cerré mis ojos, mis lágrimas brotaron no escuche nada, sólo sentía el agarre de Ren.

Sentí los brazos de alguien más, mis nervios se esfumaron y mis esperanzas crecieron.

-hijo...te amo y nada va hacer que cambie de opinión. -abrí mis ojos al escuchar a mi madre, tenía los ojos llenos de lagrimas.

-gracias mama. -Me aferre a ella.

-hijo...-mire a mi padre que aparto a mi madre. -te apoyo. -sonreír ligero, a pesar de que tiene una sonrisa, no la veía sincera.

-se...que no es f-fácil de creer. -los mire. -pero estoy seguro y no saben lo feliz que me hacen. -mis lágrimas brotaron.

Los abracé como nunca, pensar que mis papas me apoyaban era...simplemente perfecto

Todo se tornó oscuro y extraño, comencé a escuchar gritos, y como un carro se estampaba, intente abrir mis ojos pero todo era oscuro, una pequeña luz a lo lejos llamó mi atención, ¿dónde estoy?, mire mis manos tenía sangre por todos lados, mi pulso se empezó a alterar.

- ¡cuidado! -la luz se hizo tan intensa, aquella voz se escuchaba desgarradora, mis ojos se inundaron al instante, ¿¡qué está pasando!? me hinque asiéndome volita, no dejaba de escuchar gritos y ambulancia.

- ¡ya déjame! -

Todo se tornó silencioso, poco a poco abrí mis ojos, me encontraba en casa, recorrí el jardín con la mirada.

-Joaquín, si viniste. -mire a mi padre, se acercó tomando mi rostro.

-papa... - ¿porque estoy llorando?

-hijo, te dije que si no lo dejabas por la buenas, lo dejabas por las malas. -mi pulso se aceleró, por alguna razón tenía miedo.

-papa...n-no. –negué.

Mire a mi padre con miedo, sostenía una correa enrollándola en su mano. Sentí el primer golpe y mi cuerpo se estampó contra el suelo. Quemaba el dolor quemaba, sentía mis lágrimas en todo mi rostro. Sentí uno, dos, deje de contar cuando el dolor se hacía más intenso.

- ¡no llores, entiende que eso lo hacen la niñas! –grito.

- ¡niña!, eres una niña, una aberración. -me pateaban de un momento a otro los de mi escuela."

Notas del destino (Emiliaco) #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora