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"Las verdades también son mentiras."

Anónimo...

Joaquín

No he asistido a la escuela de música desde que mama llegó, no he salido ni mucho menos hablar con alguien. Suspire pegando mi frente a las baldosas del baño, me pregunto...si pensaran en mí, no he podido comunicarme por la falta de teléfono nunca creí decirlo, pero lo necesitó. Cerré la llave del agua y salí, seque mi cuerpo con delicadeza mirándome con ayuda del gran espejo; estoy irreconocible, no sé cómo no me quiebro con sólo un golpe, recorrí con mi mano mi cuerpo pronto mi ojos se humedecieron, tenía golpes y una que otras cicatrices, solté un pequeña risa.

-te lo mereces...-susurré a mi reflejó.

Salí de la ducha un poco distraído, me cambie con un hoverol de mezclilla una playera común y mis botas rojas. Baje las escaleras, tenía tantas ganas de ir a la biblioteca después de todo hoy es el último día de descanso.

-Joaco. -me detuvo Renata.

- ¿qué pasa? -susurré ya que mama estaba cerca.

-recuerdas la cita del psicóloga. –asentí sintiendo nauseas de inmediato. -bueno vamos a tener que fingir salir algún lado. -

Platicamos no mucho, quedamos en decirle a nuestra madre en asistir a clases de baile. Al momento de sentarnos a comer Ren le comentó a nuestra madre, ella dudó y cuestionó pero al final de cuentas accedió.

-ma...-me miró sin decir nada. -hoy...voy a salir a la biblioteca...si no te importa. -recordé la ves que Renata llegó tarde, le tuvimos que inventar que salió por la cena, obvio no nos creyó quien sale a las dos de la madrugada a comprar algo.

-si hijo no hay problema. -me sonrió. -solo ten cuidado. -se levantó dejando un beso en mi frente.

-si ma, gracias. -

-sabes que te quiero ¿verdad? -acaricio mi mejilla, asentí. -hijo cada vez te veo más delgado, ¿te pasa algo?, casi no comiste. -mire mi plato que se encontraba igual.

-no, no ma...es sólo que. -trague duro. -no tengo habré. Y si todo está bien. -sonreí.

-sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad? –insistió.

-si ma...-susurré, me abrazo cálidamente, pero para ser sincero hace tiempo deje de confiar en ella, siento que la mayoría de las veces me miente, me oculta cosas.

Salí de casa después de tomar los libros. Entre a la biblioteca, salude a Moni, deje los libros y me dispuse a buscar. Después de un rato tome uno que otro y tome asiento en una de las mesas de la biblioteca que por lo general siempre están bacías. Tome una cerca de la ventana; tenía sillones enormes y acogedores con pequeñas mesas donde siempre había flores frescas. Me senté observando a las persona que corrían con el fin de cubrirse de la lluvia, genial ahora tendré que quedarme más tiempo aquí, sonreí por lo que pensé, si por mi fuera me quedaría aquí, lejos del ruido y los problemas.

Tome mi libro, me sumergí en una historia linda, sobre un hombre que no tenía una amor correspondido tenía que fingir ser alguien más, mire las páginas enternecido tenía unas citas muy bonitas.

"La búsqueda constante de la perfección siempre desemboca en la frustración."

-Pobre Josep, ¿por qué mentiste? -limpie una de mis lágrimas.

Seguí leyendo hasta que por el rabillo del ojo note que alguien tomó asiento enfrente de mi lo mire sin levantar el rostro, ¿otra vez el?. Me miraba con una sonrisa amable sin decir nada. Levante mi rostro por completo mirándolo curioso, lo observe me llamó la atención un libro colorido que parece que no lo soltaría por nada.

Notas del destino (Emiliaco) #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora