F I N

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Reproduce la canción ya. Te invito a la ultima experiencia de mi vida...

Narrador

Primer mes...

Joaquín se encontraba sentado admirando como la lluvia descendía por la ventana, sus ojos los mantenía a duras penas abiertos y ardiendo de tanto haber llorado los últimos días. La noche había llegado hace horas y el pequeño no se molestaba en perder el tiempo en eso. Esas estrellas que iluminaban la noche sabiendo que la suya lo estaba esperando.

-te compre unos gorros muy lindo Joaco. –recordó lo que le dijo su hermana.

Levanto su mano tratando de sentir algo sedoso en su cabeza. Al no sentir nada se quedó de nuevo ido ante la ventana. Aquella que desde que llego fue el único lugar que lo dejaba pensar con claridad. Las sesiones con el doctor Francis habían comenzado semanas atrás, las quimioterapias era lo que más lo mataba, cada que sentía el dolor fulminante solo pensaba en una persona tratando de aguantar por, para estar con él.

No había segundo o minuto que preguntara por él, solo podía pensar en cumplir la promesa. También no salía de su cabeza aquella despedida que lo destrozaba a cada paso que daba y al igual que Emilio se preguntó si había hecho lo correcto; ¿Cuánto tiempo pasaría para poder verlo? ¿Cuándo sanaría y si es que lo haría?

Una vez mas admiro la habitación recapitulando cada cosa; cama, armario, ropa, teclado, libros y de más cosas esperando que no fueran arrebatadas. La primera fue todo aparato electrónico, aislándolo de todo lo exterior. Como si le hubieran arrancado el alma se sentí vacío sin ninguna expresión, solo estaba perdido el profunda tristeza que lo sumergía dejando que poco a poco se ahogara.

Séptimo mes

El color de las paredes, la ropa cómoda, libros y de más cosas ya no estaban. Joaquín yacía en la cama sollozando abrazando sus piernas por mantenerse despierto. El medicamento era más frecuente manteniéndolo inconsciente de los días que se quedaba dormido. Comía tres veces al día con ayuda de su hermana, su madre la mayoría de los días no estaba con el fin trabajar y conseguir la ayuda necesaria de su hijo. Pero sin embargo todas las noches iba a su cuarto a cantar recostándose a su lado, ahora su madre dormía con el temiendo que en cualquier momento se iría y la abandonaría.

Lo único que lo mantenía con una liguera tranquilidad era que el cumpleaños de dicha persona seria en unas horas, el reloj marcaba las diez con treinta minutos pronto marcarían las doce.

-cumples diecinueve...-susurro ahogándose en lágrimas.

Haciéndose lo más pequeño en la cama, canto el feliz cumpleaños deseando salir de ahí, sollozo de la manera más silenciosa para evitar que despertara su madre. No podía creer la magnitud de lo que era el tiempo, tan rápido habían pasado meses sin tener resultados bueno de la enfermedad, meses sin tener noticias de él, horas encerrado como perro en una habitación y una eternidad sin saber de su Emilio.

No había día que no se preguntara como estaba el, ¿si pensaba que es lo que le había pasado? ¿Si mandaba mensajes o llamaba? ¿Si aún lo esperaba? Deseaba salir de ahí lo más pronto posible.

Un año seis meses

-feliz cumpleaños a ti. –cantaba aquellas mujeres con alegría, mantenía gorros, globos y ese gran pastel.

Joaquín miro con hipocresía aquellas personas, ya no sabía si llamarlas familia, le daba miedo incluso está cerca de ellas.

-tienes que soplar las velas mi amor. –aquella mujer dejo el pastel sobre las piernas de su hijo. Joaquín lo analizo con detenimiento viendo aquel numero veinte plasmado con crema, miro la vela con detenimiento dejado que la intensidad de la luz se impregnara en su retina.

Notas del destino (Emiliaco) #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora