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Empujó al pequeño niño pelinegro, haciéndolo caer sobre la tierra de aquel patio y ensuciando su pulcro uniforme que con tanto esmero había planchado y perfumado su madre aquella mañana.

-¡Llorón Park! ¡No aguantas nada!

Efectivamente, el niño de mejillas regordetas y adorables pucheros yacía llorando en el piso por las burlas y golpes que recibía.

-¿No crees que es un poco...gordo? Mira su panza, y sus brazos.

Susurró una de sus compañeras, una de las niñas más bonitas según los niños de su clase, Rose tenia el cabello ocre largo hasta la cintura, unos ojos castaños casi oscuros que te hipnotizaban, manos pequeñas y delicadas así como una figura delgada y casi perfecta para una niña de 9 años.

-Solo un poco quizá...y su sonrisa me da poquito miedo Rosy.

Susurró la amiga de esta, se escondía detrás de la figura de Rose pues no quería ser parte de aquello y que su madre la castigara sin sus muñecas para invitar a sus amigas a jugar. JiSoo, amiga de Rose, tenía el cabello largo a media espalda y negro como la noche, sus ojos casi obscuros la hacían ver adorable y su altura era bastante similar a la de la pequeña niña bonita.

Pero claro, podían engañar a sus padres pero a sus amigos, esos con los que siempre hablaban, claro que no los engañaban ni un poco. Podían tener rostros bellos y adorables, pero las palabras que salían de sus pequeñas bocas la mayor parte del tiempo estaban llenas de veneno. Ellas decidían si merecias estar en el círculo de los bonitos o si te ibas al rincón de los feos, ese rincón dónde habían empujado al pequeño JiMin.

-Bobo, gordo y feo, nadie lo quiere más que su mamá, ¿no crees, JiSoo?

Se limitó a asentir y correr hacia el salón, evitando que la malvada mujer que tenían por directora la viera en aquella escena y llamara a su mamá.

-Vámonos, KyungSoo ya fue con el chisme a la dirección.

Como si se tratara de fantasmas, los niños corrieron lo más rápido y lejos que pudieron del pequeño ahora con uniforme sucio y arrugado. KyungSoo no era un niño malo, sin embargo era un poco apático y odiaba que rompieran las reglas, como no odiarlo si su padre era militar y siempre le enseñó que seguirlas era bueno. Había sido clasificado como "feo" sólo por usar lentes cuadrados, además de los braquets en sus dientes.

Tampoco era amigo de JiMin, no le agradaba el niño simplemente y no haría amistad con un llorón de primera, su papá se avergonzaría de aquello.

Para la salida, JiMin fue bien recibido en los cálidos brazos de su adorada madre, esa mujer que siempre le sonreía tiernamente y le preparaba postres y dulces si estaba triste. Su costumbre de cocinarlos no fue diferente aquella tarde cuando vio a su niño llorar sentado en la orilla de su cama, sin embargo, quien cambió la rutina de su madre y sus dulces fue él mismo, en el momento que vio el brillante color y supuso la cantidad de azúcar que contenían se negó a comerlos con la excusa de que los dulces no le gustaban más.

Estaba decidido, no volvería a ser feo para nadie y alguien más que su mamá lo querría. ¿Por qué su padre no? Simple, su padre era hombre de negocios, viajaba de aquí para allá y nunca llegaba a casa. JiMin no conocía a su padre y su padre no conocía a JiMin, fin de la historia de padre-hijo.

Aquella tarde, el niño se dió cuenta de lo que tenía que hacer, volverse un niño lindo empezando con su peso. Más esa tarde no pasó sólo aquello por la cabeza del infante, una voz, una parecida a la de él que con el tiempo iría tomando fuerza. Esa especifica tarde, todos los niños que osaron en lastimarlo verbal, física y psicológicamente, habían despertado al monstruo que por años habían creado, y lo pagarían sólo las niñas bonitas...quizá incluso los niños bonitos.

Portada By: WuanprogOne17

Doll's Killer [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora