Cap.XI: Fuertes Emociones.

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Las horas transcurrían sin novedades, la noche cayó casi sin que ellos se den cuenta, el silencio fue protagonista en todo momento..

-. Quieres ir a cenar?-. Annie nego-. No has comido nada, ni has visto a Gemma-. Los ojos de Annie se llenaron de lagrimas-. Que ocurre?-.

-. Extraño a Gemma Poncho, pero no quiero dejar solo a nuestro pequeño-.

-. No estará solo, Ucker y Andrés vendrán a cuidarlo-. Suspiro-. Annie, haremos lo siguiente, llamaré a tu padre y a mi hermano, ellos vendrán y nosotros iremos a cenar y a descansar un rato, debemos de juntar fuerzas, debemos de estar enteros y bien descansados para abrazar a Daniel entiendes?-.

-. Está bien-. Susurro.

Poncho se dedicó a enviar los mensajes y buscar su abrigo, Ucker fue el primero en llegar y luego de saludar rápidamente habló.

-. Dulce manda saludos-. Suspiro-. Alguna novedad?-.

-. Ninguna hermano-.

-. Descansen, y sepan que cuidaremos bien de su hijo, les llamaremos cualquier novedad-.

-. Por pequeña que sea-. Acotó Andrés llegando.

-. Me lo prometen?-.

-. Claro hija, ve tranquila, Poncho te cuidará bien, y nosotros estaremos al pie del cañón aquí vale?-.

Annie solo asintió, y salió detrás de Poncho, al salir por la puerta de pediatría y tomar el pasillo que los llevaba hacia la salida Poncho se percató que Annie no llevaba abrigo.

-. Ten-. Le tendió su campera.

-. No tengo frío-.

-. Parecerás pollo mojado solo al salir, toma la chamarra y ya-.

-. No quiero, estoy bien-.

-. Annie-. Dijo Poncho frenando la y poniéndole la chamarra en sus hombros-. Te necesito sana y fuerte si?-.

Annie no dijo nada, solo acepto la chamarra de Poncho y le hizo media sonrisa. Había olvidado que el era todo un caballero, había olvidado como la trataba, como si fuera a romperse de lo frágil, pero a la vez le hacía saber su admirable fortaleza, siempre le había dicho que la admiraba, y inevitablemente eso era una de las muchas cosas que más extrañaba de el. Cosas que jamás había visto en Martín.

-. A dónde vamos?-. Dijo al ver que el camino que Poncho tomaba no llevaba a su casa.

-. A ver a Gemma-. Annie sonrió.

-. Gracias-. Susurro.

-. Nada que agradecer, sabes que la quiero como una hija y además, ella también debe de extrañarte cañón! Y querrá saber de su hermano-.

-. Había olvidado lo lindo que eres cuando te comportas así todo detallista-. Sonrieron sin verse, pues Annie iba viendo al suelo, mientras que Poncho se intentaba concentrar en el camino.

-. Yo también lo había olvidado-. Susurro.

-. Si?-. La curiosidad se despertó en Annie.

-. Eres la única mujer de toda mi vida que ha despertado eso en mi, ni con mi madre he Sido detallista-.

-. Vaya-. Susurro quedando pensativa por unos segundos.

-. Llegamos-. Dijo frenando el auto.

No tardaron mucho en bajarse y tocar timbre, pues los dos estaban ansiosos por ver a la niña.

-. Que hubo? Que hacen aquí?-. Habló Alicia sorprendida.

-. Venimos a ver a Gemma-.

-. Pero, Annie tu novio pasó hace rato por ella, dijo que tú lo habías enviado-.

-. Que?! No! Yo no lo envíe, pero descuida, lamento molestarte-.

Ambos salieron de allí, el terror se veía en el rostro de Poncho, mientras que la furia salía por los poros de Annie.

-. No lo creo-. Susurro.

-. Pues comienza a hacerlo no?-. Siseo Poncho sin poder contenerse-. Ese cabron es capaz de mucho más lo mataré!-.

-. Que quieres decir?-.

-. Nada-.

-. No Poncho, háblame ahorita mismo!-.

-. Annie, lo investigue si? Ese cabron es de lo peor tienes que creerme-.

-. Investigaste a mi novio!? Pero que es lo que te pasa?! Estas enfermo o que?!-. Grito Annie.

-. El enfermo es el Annie!! No entiendes que debía de saber-.

-. De saber que?! Que querías saber?! Poncho tu no puedes ir por la vida investigando a cada persona que se me acerca caray!-.

-. Hablaremos luego-. Siseo frenando el auto frente a la casa de Annie.

Ambos se bajaron casi corriendo, Annie metio las llaves y abrió la puerta, la oscuridad era ensordecedora, encendió una luz y vio que Martin aparecía por el pasillo.

-. Amor, has vuelto-.

-. Quien fregados piensas que eres eh?! Quien fregados te dió el permiso de traerte a Gemma sin yo saberlo!-.

-. Solo quise ayudar-. Siseo.

-. Mami!-. Se oyó desde la habitación

-. Annie espérate-.

Pero Annie no lo escucho, solo intento abrir la puerta, cerrada con llave, era neta? Había encerrado a su hija en su cuarto bajo llave? Que fregados ocurría?!

-. Abre la pinche puerta ahorita-.

-. No lo hare-.

-. Que te ocurre güey! Abrele! Ahorita mismo! Es mi hija la que tienes allí dentro! Como fuiste capaz!!-.

-. La bastarda se estaba portando bien mal Annie, merecía un castigo y se lo di-.

-. Si tu le tocaste un pelo date por muerto, abre la puta puerta-.

Martín se acercó peligrosamente a Annie, quien retrocedió un par de pasos, pero Martin en un movimiento rápido la tomo del cuello, el aire costaba salir, quería gritar.

-. Oye esto, y óyeme bien, harás lo que yo diga vale? Tu y la mocosa son de mi propiedad, y el engendro ese que se está muriendo también, al menos hasta que deje de respirar-.

-. Martín, por favor-.

Un estruendo se oyó, pero ni Martin ni Annie le hicieron caso, pues Martin había levantado el vestido de Annie dispuesto a violarla allí mismo. Annie estaba aterrorizada bajo las garras de ese bueno para nada.

Mientras, en la vereda, Poncho tecleaba su teléfono preguntando a su hermano cómo se encontraba el niño, la respuesta no le dió muchas esperanzas, pues el niño se hallaba igual.

-. Poncho!-. Se oyó por detras-. Chist! Aqui-. Susurraron.

Extrañado se guardo el teléfono en el bolsillo y se acercó a unos arbustos para sorprenderse al ver a media luz una golpeada Gemma.

-. Que fregados?-.

-. Me escape por la ventana papi-.

-. Pero.. aguarda que no comprendo-.

-. Luego te explico, mami está dentro?-. Poncho asintio-. Hay que salvarla-.

-. Toma-. Le tendió el teléfono al subirla al auto suyo y trabar sus puertas-. Llama a la policía y no te muevas de aquí, pase lo que pase oíste?-.

La niña nerviosa, tecleo el teléfono, para comentarle a la policía lo que estaba ocurriendo en su domicilio, asustada, se quedó en el asiento quieta y en silencio tal y como Poncho le había dicho, rogando al cielo que su madre este bien.

Corazón Enjuiciado II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora