Seguía sentada, por 1 hora. Sentí una mano en mi hombro y solté:
- Déjame, Ansel, no quiero hablar.
- Soy Nat...
Me giré y efectivamente era Nat.
- Diablos, lo siento. Pensé que...
- Sí, no importa, descuida, no importa.
- Siéntate si quieres.
Se sentó y miró hacia el frente.
- Es un bonito lugar...
- Lo es.
Silencio.
- Lamento... lo del comedor... -me dijo.
- Yo lo lamento, y más por ti... lo siento.
- No, no, ¿Por qué?
- Por el mal rato.
- No fue tu culpa, no debí decir que me parecías guapa.
Sonreí.
Ningún hombre me ha dicho que soy guapa, ningún hombre que no fuera mi padre, claro está. Pero sentía bien, no porque supiera que soy guapa, no me considero fea, pero que alguien me diga que soy guapa me asegura que no estoy tan mal.
Nat me parecía lindo. Era tímido, pero era lindo.
- Gracias -le dije.
- No es nada. Supongo que te lo dicen con frecuencia.
- No... ¿Me creerías que nunca me lo habían dicho?
- ¿De verdad? Me parece raro. Aparte, eres genial. Eres muy graciosa y segura... y linda. Quiero decir, guapa. Hermosa -bajó la mirada, avergonzado.
Sonreí y bajé la mirada.
- Me gustan tus ojos -me dijo.
Lo miré.
- Son iguales a los tuyos -dije. -Azules. Pero los tuyos son más claros, más bonitos.
- Claro que no. Y tu pelo. Wow.
Entonces centró su mirada en mis labios, y no sé por qué me giré hacia enfrente. Acto reflejo.
- Sabes... -comencé a decir -Ansel es extraño. Me cae bien, pero es rarito.
- Es muy temperamental. Ayer jugábamos videojuegos y reíamos y hoy me quiere matar -rio bajito.
- ¿Comparten habitación?
- Sí. Frank, él y yo.
Asentí.
- De verdad lamento haberte arruinado la comida -dije.
- Al contrario. Te conocí y creo que eso la ha mejorado.
Le sonreí. Sentí su mano rozando la mía, pero no la quité. ¿Qué más da? Le tomé la mano.
- ¿Por qué estás a-aquí? -preguntó después de un rato.
- Disciplina, ¿tú?
- Ni idea. Un día mis padres tenían mis maletas hechas...
Me sentí tan mal por él...
- Creo que no me quieren -continuó. -Desde pequeño. Soy el más chico, de dos hermanos. Jack y Dave, Jack es el mayor, es doctor, «el orgullo». Dave, él no está mal, tiene novia, dinero y una bonita casa, sale a fiestas, buenas calificaciones... y luego estoy yo.
- ¿Tú eres...?
- Nada. No soy listo, no soy doctor, no tengo novia, ni dinero, ni una bonita casa, ni buenas calificaciones. Soy prácticamente invisible ante mis padres. Y todos en general.
Le apreté más fuerte la mano.
- Oye, Nat...
Me miró con ojos tristes y vacíos.
- Eres... -dije -Eres muy lindo. No eres «nada», eres lindo. Apuesto a que eres inteligente. ¿Qué te gusta?
- Eh... ajedrez... violín... videojuegos, Los Smiths.
- ¿Lo ves? Cada quién tiene algo que lo hace especial, algo que lo distingue. Tus ojos, por ejemplo. Tu cabello, tus manos...
- ¿Mis manos? -y luego rio.
- ¡Sí! Son muy suaves. Más que las mías -acaricié su mano con mis dedos.
Rió.
- Gracias... supongo.
Sonreí.
- Y sonríe, Nat, tienes una sonrisa hermosa.
Y sonrió más.
- Creo que debo irme -dije.
- Está bien. Te acompaño.
Le solté la mano y caminamos hacia el edificio C. Cuando llegamos a la puerta de mi habitación le di un pequeño beso en el cachete, y en eso se abrió la puerta a mis espaldas. Era Lily, quien inmediatamente cerró la puerta después de decir «ups».
- Nos vemos luego Nat.
- Claro. Eh, ¿Zoey?
- ¿Sí?
- Gracias. Eres... increíble.
Le sonreí y me metí a mi habitación. Se me revolvió la panza, pero no de forma linda. No quería ilusionarlo, mierda.
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Startford
Teen FictionEl cambio de escuela (y de vida) para Zoey es trágico. En el momento en que ella es cambiada a Starford, un internado a mitad del bosque, ella piensa que no le puede pasar algo peor. Aunque la vida no puede ir tan mal para ella, ¿o sí?