Así pues, esa noche dormí mejor que ninguna otra noche, y pensé que quizá mi cuerpo me jugó una broma al hacerme dormir bien la última noche que podría hacerlo. Desperté con los ojos pegados, no los podía abrir y cuando lo logré, sentí que la divinidad de Dios me iluminaba. En pocas palabras: casi quedo ciega.
Retiré las sábanas de mí y las tiré al suelo. En esos momentos odiaba la vida, odiaba mis sábanas, mi cama, la luz y el aire que me permitía seguir con esa vida de mierda.
Me puse mi mejor ropa (la más mierda).
Mi mamá tocó la puerta y le dije que pasara, y lo hizo.
— ¿Lista?
— ¿Y si digo que no, me quedaré en lugar de ir a esa miserable escuela?
—Hija, el Fordstar…
— Startford —la corregí.
—Eso…, es una buena escuela.
— Es basura.
Me miró e inclinó la cabeza, su típica expresión queriendo decir «No seas dramática», pero no lo soy.
Agarré mi maleta con brusquedad (Oh sí, ve lo enojada que estoy por enviarme a ese asilo de mierda), y pasé a lado de ella, bajé las escaleras y vi a papá. Me sonrió y le hice una mueca de disgusto.
— ¡Lista Zozo! —preguntó, aunque más bien pareció afirmación.
Te contaré otra cosa: Zozo no es mi nombre. Papá me dice así, desde quién sabe. Es como ZoeyZoey, pero sin el «ey». Según él (y sólo él) cuando tenía… 2 años me preguntaba: « ¿Cómo te llamas?», y yo, como una buena bebé idiota, respondía: Zozo.
Ni idea.
Por cierto, me llamo Zoey.
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Startford
Teen FictionEl cambio de escuela (y de vida) para Zoey es trágico. En el momento en que ella es cambiada a Starford, un internado a mitad del bosque, ella piensa que no le puede pasar algo peor. Aunque la vida no puede ir tan mal para ella, ¿o sí?