no es real

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Pov. Peeta.

La sangre fluye de mis manos aunque no tengo ninguna herida, el corazón no para de golpetear fuertemente mi pecho, debe ser otra pesadilla pues a donde quiera que volteo no veo nada más que a ella gritando mi nombre y corriendo en mi dirección, lleva puesto ese vestido blanco que la hace lucir más pequeña de lo normal-no vengas- trato de decir, pero las palabras no fluyen en esta ocasión, debo de advertirle que es una trampa de los profesionales, que han logrado convertir está zona en una especie de cementerio definitivo para quien lo pise, y que en esta ocasión soy la carnada, sin embargo ya es tarde así que todo lo que me queda por ver es su cuerpo explotar y dispersarse por todo el prado, quiero gritar, correr y regresar el tiempo-Katniss- es todo lo que pasa por mi mente ahora

-Katniss Everdeen- jamás creí llegar a odiar de tal manera su recuerdo, no la culpé por huir con Gale ni por abandonar a su hermana, no es tan pequeña como antes sin embargo es la más inocente y tierna persona que haya conocido en mi vida, demasiado dulce para un mundo como este y quizá aún con el alma de aquella niña que conocí aquel día; la cuidé cuanto pude y la intenté proteger, pero la odio tanto en este momento, y lo peor de todo es que no encuentro la razón para ello, solo lo hago.

Despierto sudando y con la boca seca, mi pecho no detiene su acelerado ritmo, mientras el resto de mi cuerpo está inmóvil como cada mañana, veo a mi alrededor en busca de mis hermanos, quienes seguro ya se encuentran en la panadería, así que fijo mi mirada en la ventana, ella no debe de tardar en llegar con su pequeño botín y es entonces cuando la veo, con ese vestido blanco convertido en una especie de pantalón, con esos zapatos llenos de lodo todo eso hace que luzca mucho más pequeña e indefensa, la cara seria realmente es un acto fallido para ella, sobre todo cuando da esos pequeños saltitos, que inconscientemente delatan su dulzor, está claro que no es una cazadora y que es más frágil que nadie en este distrito, mi padre creyó que ellas entrarían en depresión al enterarse de lo de Katniss, mi madre había preparado algo para darles después de la cosecha, se que es una mujer que parece cruel y distante, pero no es mala solo está herida y siempre ha sido estricta con todos.

Decido que quiero atenderla esta mañana y darle algo extra por sus ardillas, así que tomo mi ropa y a brincos me pongo el pantalón mientras salgo del cuarto, en la boca cargo una bolsa de papel con lo que he guardado para ella, escucho que tocan a la puerta trasera de la panadería, es ella, voy directo a abrirle hasta que dos manos se posan en mis hombros, deteniendo así mi andar a la puerta, me quedo parado en el marco que da a la cocina, molesto, intrigado y más que nada molesto

-No pensarás salir así, ¿verdad?-es mi hermano mayor quien me ha detenido, un mastodonte que bien, por la diferencia de edad, me saca tres cabezas de altura y dos tallas. Veo a mi papá, buscando su ayuda hasta que caigo en cuenta de que las manos de mi hermano tocan directamente mi piel

-Rayos-y no bastando con eso, sigo descalzo-en un momento regreso-mas no logro cumplir mis intenciones ya que es Rían quien la atiende y le da lo justo en una de las bolsas de papel que usamos para el pan. Es molesto ser el menor de tres varones, es frustrante no estar listo para lo que quiero hacer, si tan solo me hubiese levantado más temprano la hubiese alcanzado sin ningún problema, eso o me hubiesen mandado a por los ingredientes al quemador, quitándome aún más la posibilidad de verla, no he podido ayudarla en nada directamente, desde que Katniss se fue siento que debo de ser más responsable por Prim, mi pequeña amiguita...Con todo esto maquinando en mi cabeza me quedo parado en el mismo marco, aún con las manos de Job en mis hombros

-Deberías de ser más rápido- se burla de mi

-o deberías de dormir con la ropa del día siguiente-agrega Job, presionando levemente mis hombros para después liberar su agarre de mi

-o ponerse a trabajar antes de que los discipline de nuevo- los tres volteamos a la dirección de la cual provenía la voz, mi madre, una señora delgada de cabellos rubios oscuros recogidos en un moño con unos mechones rebeldes saliéndose, ya tenía puesto su delantal y estaba manchada de harina, les digo que no es mala, solo está dolida en el alma y tiene razones para estarlo, al igual que mi padre no se pudo casar con el amor de su vida, ambos tenían una expectativa totalmente diferente para sus vidas, realmente me sorprendió saber que ella amaba al padre de Prim y Katniss, así como mi papá a la mamá de ellas, pero la suerte no estuvo del lado de mis padres en aquel tiempo, mi padre me cuenta que había comenzado a cortejar a la mamá de Katniss mucho antes de conocer a mi mamá, que él juraba sería su esposa al ser mayores y sobrevivir a las cosechas, mi mamá casi saca lagrimas al contarme su historia, estaba lista para dejar la vida de un comerciante para comenzar a vivir como la esposa de un minero en la Veta, todo parecía ir bien para ambos, estaban decididos y hasta los nombres para sus hijos estaban en mente, hasta que ocurrió un accidente en la mina, así se conocieron los padres de Katniss, ella era su enfermera y se dieron las cosas entre ellos. Mientras los padres de Prim se unían por amor, los míos fueron casados a la fuerza para mantener la panadería y la casa. Luego de ello trabajaron duro para convivir en una casi perfecta armonía entre ellos, sin embargo la mano dura con la que educaron mamá y la suave con la que creció mi papá si les marcaba una diferencia muy grande en cuanto a cómo nos educarían en casa, fuera de ello no discuten por nada pero tampoco tienen muestras grandes de amor.

-Job, ve a traer la harina para hoy, Rían el pan se te va a quemar- señala y mueve la cabeza para cada uno-Peeta acaba de vestirte, ya no tienes 5 años-se da media vuelta y se va para atender ahora en la parte de enfrente de la panadería, es la mejor en las cuentas de la casa, así que en cuanto estamos despiertos ella va al frente.

-Ha amanecido de buen humor-agrega papá y comenzamos a reír-bien, sabemos que tiene razón así que hagan caso a su madre que dentro de poco hay que estar listos-su mirada cambia y es cuando recordamos qué día es hoy, debemos de estar listos o por lo menos presentables.

Agradezco a Dios que este sea mi último año, si logró pasar de aquí mis piernas dejarán de temblar y la boca  de secarse, como cada año desde que cumplí los 12, me sudan las manos cada tanto que las restriego en los pantalones todo el día, los nervios me comen en vida y no es para menos, no obstante este año tiene algo diferente, mi corazón no deja de dar vuelcos y mi cuerpo está más alerta, se me eriza el cabello de la nuca por un momento, es entonces que me doy cuenta de lo que estoy haciendo: la estoy buscando entre la gente, estoy inquieto por verla, ¿porque?

Todo este tiempo a quien he procurado ver, buscar y seguir ya se ha ido con otro, ¿Por qué sigo haciendo esto? no es correcto, no está bien, se supone que Katniss era el amor de mi vida y ahora, sacudo la cabeza, lo niego de todas las formas posibles, me doy razones para lo que siento, miro al suelo, terroso, y me convenzo de que es mi instinto queriendo proteger lo único que queda de ella, de Katniss-me repito en mi cabeza- aquí cerca de mi, sin lugar a dudas debe de ser eso, vuelvo mi vista a su fila y la veo, sus manos no dejan de jugar con el listón de su vestido, sus trenzas llevan pequeñas flores amarillas, esto no está bien, vuelvo a negar con mi cabeza, así que me concentro en lo que se supone está pasando desde hace 20 minutos, durante este tiempo y desde que estábamos en la panadería pareciese que lo veo todo muy por fuera de escena.

Hasta que escucho su nombre en las bocinas de la plaza- Primrose Everdeen-


PAN CON  QUESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora