¿Quién Eres Mellark?

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Las cosas no pintaban nada bien
Peeta tenía sangre por todas partes y las cortadas en sus brazos ya eran totalmente visibles

El aire me faltaba en los pulmones y
No podía creer lo que había visto hace unos instantes

-no bajes- solo había avanzado una rama en su dirección - ¡Te digo que no bajes Prim! - por alguna razón me duele demasiado que me grite de esa forma

-pe- quiero contestar, quiero bajar y sanar sus heridas

.....

Veo a mi alrededor, en el suelo están los cuerpos de tres chicos, no son profesionales pero al parecer habían hecho una alianza.

Mis manos están llenas de sangre y mi ropa igual

-Ahí están -
-rápido, intenta salvar a su cuñadita-

Habían corrido directo  a ellos en cuanto los vieron, traían una lanza y un arco con flechas, por suerte para el par de rubios, el castaño que cargaba el arco no sabía ni tomarlo adecuadamente.

Les lanzaron flechas sin dar en el objetivo, logrando nada más que rasguñar en unos puntos a Peeta. El rubio con la lanza la usó para tratar de matar a Prim, no lo logró sin embargo llegó a raspar le la pantorrilla a la pequeña.

Cosa que accionó ese ser que Peeta odiaba de sí mismo.

Se lanzó a ellos en un abrir y cerrar de ojos, empuño un solo cuchillo, los chicos eran fuertes y frondosos, no obstante la ira de Peeta era más grande, los consumió en cuestión de minutos, a golpes, puñaladas, sin parar hasta verlos en el suelo, inmóviles

-no bajes hasta que sea seguro ¿entendido? - miré a Primrose después de haberle gritado. No quería que alcanzara a ver lo que he hecho, sé que podía ver la sangre en mi y muy por seguro ha escuchado todo lo que pasó aquí abajo, sin embargo no dejaré que los vea así, su alma de sanadora se quebraria al ver que no los puede salvar

-debo curarte- tenía lágrimas surcando su rostro, la voz le temblaba, estaba claro cuán asustada estaba

-lo harás pronto, ya es noche, debes de dormir y yo tambien-

-¿que pasó con los otros? - estaba como una pequeña ardilla, agarrada a la mitad del tronco, muy cerca de una buena rama para dormir

-huyeron- debo de ocultar esto pronto y alejarlos de aquí para que se los lleven los aerodeslizadores

-¿no vendrán con más? -

-si fuesen más, ya habrían llegado con el ruido, no te preocupes -

-Peeta, tengo miedo- esos ojos de cordero me pueden todo

-solo descansa, mañana verás que solo fue un mal trago- lo digo intentando imitar el tono dulce que mi papá solía usar conmigo cuando estaba pequeño y triste por un mal día

Sin decirme nada más, al fin retoma su camino a la rama para descansar esta noche, una vez que me aseguró se ha acomodado como le dije y está dormida, me encargo de mover mi desastre a otra parte, lejos de nuestra dirección.

El frío comienza a sentirse y poco a poco la oscuridad de la noche cae más pesadamente, cuento cada paso para no perder el camino de vuelta

Las ramas crujen bajo mis pies al igual que las ojas secas, estoy sudando  a mares, llevar a tres chicos a la nada no es cosa fácil, uno va en mi espalda mientras arrastró a los otros dos

Cuando veo que esta parte del bosque se termina decido que es buen lugar para dejarlos, les quito el arco y el carcaj con flechas, trasculco sus bolsillos y me hago de sus mochilas.

-Por Dios! - ¿cómo pude hacerles esto? Yo puedo lidiar con los demás por medio de palabras, sé hacerlo bien y pudieron haber sido aliados. Esto no debía de pasar. Sin embargo ya pasó, estoy manchado de sangre, he matado en un arranque por salvarla, este no soy yo, no pude haber cambiado tanto en cuestión de horas, no soy así

Los veo en el suelo, solo uno de ellos respira con dificultad, es una chica de cabello corto y negro, casi podría ser Katniss de no ser por sus ojos y el corte de cabello, me mira asustada.

Quizá debería de matarla para no dejar cabos sueltos, pero yo no soy así.  Tomo algunas vendas de su mochila y la envuelvo en ellas, parte de su pierna que parece tener un corte hecho por mi, el golpe en la cabeza tampoco se ve bien, la recargo en un tronco para hacer lo mejor que pueda. Está tiesa del miedo y tiembla a cada movimiento que hago, no soy un monstruo al cual temer, pero después de lo que le hemos pasado no le queda duda de que esté loco.

Aunque todos enloquecemos en estos juegos ¿Quién entra aquí y queda cuerdo del todo? Pienso en Prim, ella no será la misma luego de esto.

Saco medicamento para el dolor, se lo introduzco a la fuerza en la boca y dado que esta renuente a cooperar con mi ayuda, le doy agua de una de sus botellas y la obligo a pasarla.

Ha cambiado su miedo a odio y no la culpo, sus compañeros no se mueven ni para respirar.

-lo siento-es todo lo que le puedo decir mientras muevo su hombro para acomodarlo nuevamente, provocando un gemido por su parte pues le había dado a morder su chaqueta

Le lloran los ojos, me sigue aún con la mirada llena de ira

-los mataste- suelta con acidez y no la culpo yo haría lo mismo

-iban a matarnos-

-de eso se trata esto-

-entonces no te quejes- termino de vendar las cortadas en sus brazos y me paro con casi todas sus cosas

-¿porque lo haces? -

-¿el que? -

Señala lentamente la mochila y la lanza que le estoy dejando
-esto, dejarme provisiones, podría sanar e ir tras de ustedes en venganza-

-ya sabes en dónde estamos- sin más me marcho de regreso con Prim que esta sola, oculta en la oscuridad, pero sola y debo de llegar pronto, me he ausentado por mucho tiempo

No soy nada silencioso al caminar, pero hago mi mayor esfuerzo cuando escucho pisadas nuevas a lo lejos, cerca del árbol de Prim, el corazón se me para en seco, son los profesionales quienes vienen jugando y cazando con linternas en mano

PAN CON  QUESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora