Parte sin título 6

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Había llegado a casa tan pronto como pude, había corrido sin parar por un solo instante-Mamá-fue lo primero que salió de mi boca al llegar a la puerta- Mamá- dije más bajo ahora que la encontraba en la cocina haciendo algo de comer, en cuanto ella volteó a verme sus ojos se abrieron más de lo habitual y su boca figuraba un circulo casi perfecto, bueno era obvio que no me esperaba-Mira lo que he traído- le muestro mi bolsa de caza llena y la pongo en la mesa del comedor-No te imaginas por lo que hemos pasado, fuimos a un lado del bosque que bien párese el paraíso-sé que está perpleja conmigo, pero sigo hablando mientras saco poco a poco mi botín

-Katniss- es todo lo que sale de su boca y, a penas, es audible

-sí mamá, regresé, pero mira- le muestro conejos, patos, frutas, ardillas más gordas que seguro el panadero estará feliz de verlas así, saco plantas medicinales que creímos se estaban agotando en el bosque-tienes que ver esto, es el mejor tesoro que hemos tenido, en cuanto Prim lo vea-volteo en busca de alguna reacción-¿qué pasa? oye se que me fui por mucho tiempo, pero fue un arranque tonto de romance-giré mi cabeza a otra parte, no tengo cara para ellas desde que me di cuenta de mi tontería cometida, abandonar a mi hermanita y mi mamá a su suerte solo porque me emocioné con Gale y la idea de ser libres.

La veo detenidamente.

No se ha enfermado de nuevo, lo sé porque mira a todas partes, respira entrecortadamente y sus ojos se llenan de agua

-Prim no está-

¿Cómo que no está?

-Mamá, seguro está en clases y tú aquí preocupada- esto ha pasado un par de veces, incluso Prim dice que pasa cuando salgo de caza y cuando no me ve se pone así. Santo Dios ¿se pondría así cuando me fui por más de un mes de casa?

Voltea a verme fijamente, pone sus manos en puños y comienza a gritar frenéticamente-Que Prim no está- se levanta y me grita aún más-Prim se fue Katniss, Prim no está- no la entiendo, ¿a dónde se pudo ir? y como si leyese mi mente-se la llevaron-

Tomo sus muñecas intentando no ser cruel con mi madre, debe tener alguna especie de ataque, Prim nunca me contó sobre esto, sé que podré controlarla en lo que llega

-Mamá-le hablo suavemente- mírame, Prim está en la escuela, es la hora normal de clases. Entonces escucho la voz de Prim-¿ves? ya hasta ha vuelto, si nos ve así se asustará- debo hacer las pases con las dos, porque quién se ha ido está ves, y a propósito, fui yo, porque al menos mamá cuando se fue, solo nos dejo mentalmente, entrando en una enorme depresión que la enfermó, sin embargo siendo yo su único apoyo en este lugar me fui completamente consciente de todo.

-No me entiendes Katniss-al fin bajó el tono de su voz, la solté lentamente y me tomó de la mano, llevándome a la pequeña sala dónde teníamos ese viejo aparato que nos obligaba a ver esos horrendos juegos cada año.

¡oh, no! veo a todas partes, ella debe de estar en casa, escuché su voz, aprieto la mano de mi madre quien me hace tomar asiento en el desgastado sillón, me doy cuenta que el aparato está encendido.

Hago cuentas de los días que han pasado, muevo mis dedos y pienso claramente cuando me fui y cuanto duré fuera de casa, entonces la veo.

-Cuéntanos Prim, ¿cómo te ha parecido el Capitolio?-dice el presentador de las entrevistas. Prim está con él, sentada junto a él

Mi cerebro tarda en conectar todos los puntos, sin embargo es tarde ya que he comenzado a llorar, las abandoné y justo en el tiempo de la cosecha. El balde de agua fría es horrible, entonces escucho a Gale pasar a mi casa, volteo a verlo horrorizada, molesta, furiosa.

-Catnip, lo sien-pero no acaba, le di un puñetazo en la cara seguido de más golpes en cada parte que podía, él no pone resistencia, sabe que fue la peor idea de nuestras vidas y lo peor de todo es que estuve a favor de esa tontería.

Ahora mi hermanita estaba con esa horrible gente.

Ahora Prim moriría en una arena diseñada para derramar sangre inocente.

***Narra escritora***

-¿Cómo pudiste? ¿como pudieron?-miraba de su madre al chico alto que se encontraba en el extremo contrario de la pequeña sala.

-tienes que calmarte-sus ojos reflejaban arrepentimiento, pero eso no le importaba a la cazadora que les gritaba ya fuera de sus casillas, era su culpa el que su hermanita estuviera en esa arena, en esa entrevista tan cerca del matadero

-Katniss- al fin habló su madre con el tono más suave que podía mantener en la situación tan tensa-no busques culpables ahora-intentó acercarse lentamente

-no te acerques, tú no la cuidaste, no tienes derecho-la apuntaba

Era claro el dolor que eso causaba a la, ahora única, ojiazul de la casa.

Dando como resultado que la morena sintiese lo que nunca le había pasado: una bofetada yacía marcada en su mejilla izquierda, haciéndola callar y dejar su postura de siempre.

-Yo no la dejé-soltó en un tono que no había salido de aquellos labios claros en décadas y se marchó en dirección a la cocina

Los trastes se escuchaban desde dónde se encontraba parada, estática mirando un punto inexistente, se había roto huesos, cortado profundamente e incluso quemado en pocas ocasiones, no obstante esto le dolió más que todo lo anterior junto y multiplicado por tres.

-Catnip-sintió unas manos en sus hombros, eran duras y se notaba hasta con ese contacto lo trabajadas que estaban

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El día de las entrevistas había llegado, sin embargo aún parecía tan lejano todo lo poco que había pasado.

Fue duro negar sus sentimientos hacia ella, podía verla y sentir un sin fin de cosas que jamás podría decirle, solo se limitaba a sonreír como si se tratase de una hermanita que jamás tuvo y darle cobijo para que se mantuviese con los pies en este mundo.

Le había enseñado defensa personal, usar la fuerza de su contrincante contra este mismo, habían aprovechado el tejado y sus plantas para que comenzase a subir árboles cómo le contaba que su hermana lo hacía usualmente, una vez que descubrió su reciente don con los cuchillos y la puntería, así que se enfocó en hacerla practicarlo cada día después de los entrenamientos, tomaban los cubiertos del comedor y marcaron varios blancos en su habitación. Prim podría sobrevivir.

Solo faltaba que el plan saliese a la perfección en esta ocasión, declarar su amor por Prim no le daría fama, aunque seguramente marcaría su fragilidad, la cual, seguro captaba la mirada de muchas personas, ¿enamorado de alguien menor a él? Pero ¿que pensaría la gente del Capitolio? por más que lo habló con Haymitch para cambiar el plan por uno más realista este solo le decía que confiara en él.

-¿sabes lo mal que eso se ve?-había levantado levemente la voz-Haymitch-susurró una vez se dio cuenta de su tono de voz, estaba frustrado, tallándose la cara-es una niña, un niña que a penas empieza la pubertad- rascó su cabello, desesperado por la situación

-ella tiene a todos locos Peeta, la aman y solo les hace falta un empujón para querer agolparse y ser sus patrocinadores- tenía razón, estaba claro, ella era fácil de amar solo bastaba con verla o escucharla, era suave hasta su mirar-¿o tienes algo mejor en mente? ten en cuenta que ya nadie la ve como una niña, eres el único que la ve con esos ojos-

Me levanté de un brinco, intentando formular algo en mi cabeza, algo que mantuviese a Prim en la mira de los patrocinadores y que así sea la consentida en la arena, sobreviviría con facilidad. Di vuelta a toda la sala, marche por el comedor y al fin regresé a mi asiento.

Nada.

No había nada mejor que esto, el plan de Haymitch

-no quiero que la vean deseable- cubrí mi rostro con desesperación aún- es una niña Haymitch-

-¿y tú no la ves así?- alto ahí, sentí mi sangre hervir, ¿cómo se atrevía? lo miré a los ojos antes de decidir si me lanzaría sobre él- no me mal entiendas chico, te he visto-tomó un sorbo de su vaso-eres bueno reteniendo tus palabras y no solo eso- me ofreció un trago con un extraño gesto que aprendí bien de mis hermanos, me negué

-no podría-no debía-es una niña- le suelto cansado de la situación- si yo me siento así por ella, me molesta la idea de que alguien más se llegue a sentir así por ella y más porque seguro nadie se sabe controlar como lo mucho que he trabajado en esto

PAN CON  QUESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora