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No puede ser...

Ahí estaban Carolina con Celeste en la puerta de la habitación.

Martina al darse cuenta de la presencia se las dos sonríe ampliamente.

–Hola, amiga, ¿Compartiremos habitación? -la otra asiente. –Que bueno oye.. -esta la mira con una sonrisa falsa.

Martina cuando vio a Celeste por primera vez le cayó mal, unas ganas de gritarle y hacerla sentir mal inundó parte de su ser. Pero Martina es inteligente y sabe que si actúa de buenas hará que ella explote primero.

Qué inteligente soy...

Celeste con Carolina estaban en shock en la puerta, no sabían si entrar o irse lejos de esa víbora.

Por que eso es lo que es, una asquerosa y venenosa víbora.

–Bueno parece que te estás adaptando un poco, me iré donde unas amigas. -las queda mirando. –Seguramente hagamos cosas prohibidas. -dicho eso se fue.

Celeste espero a que se fuera del pasillo al otro y gritar como una loca.

·¡AAHHH LA ODIO! ¡ES TAN, TAN...! IDIOTA, MATATE. -grita fuerte.

–Calmese señora -le dijo Carolina con un poco de humor.

–Lo haré cuando ella esté llorando con el corazón y orgullo destrozado.

°°°

¡pOR UN DEMONIO!

Ah Poleth no se le ocurría nada para escribir una canción, no sé le ah ocurrido nada en todas esas 4 horas.

No fue a clases de historia por este mismo tema.

–La oscuridad me atrapa, mi mano sostén con fuerza y así guíame hacia la salida. Salta conmigo el acantilado, todo esto solo sin ti no tiene sentido...
¡NOO! TODO ESTA MAL. -grita frustrada.

–Voy a tirarme de una ventana. -dice susurrando.

En eso toca la puerta, con toda la flojera del mundo habré la puerta y ve a una conserje.

–¿Si?

–Usted es... ¿Poleth Abaddie? -pregunta la mujer.

–Si... ¿Por? -pregunta extrañada.

–Le mandan esto... -Le entrega una caja envuelta en papel de regalo. –Firme ahí.

La chica firma y entra de nuevo no sin antes ponerle seguro a la puerta.

–E-el... d-diseño... -dijo en susurros.

Agarró las tijeras que tenía en el escritorio rompiendo el envoltorio de color azul pastel y abriendo la caja rápidamente.

–N-nicolas... -la chica rompe en llanto.

Aveces el amor no es malo, es un sentimiento muy hermoso, amar a una persona y que esa persona también te ame es indescriptible.

Estar al lado de una persona que haga te haga sentir tranquilo, te pongas nervioso, digas tonterías y sus chistes te causen gracia.

Poleth tuvo un amor de verano, el mejor verano que tuvo, para ella y el chico. Nicolás Fournier, un joven de tez blanca, un cabello rubio muy hermoso, ojos azules como el mar, con un carácter atrayente para demasiadas chicas, un caballero, simplemente perfecto ante los ojos de Poleth.

Fue hace tres años atrás, ambos tenían quince años. Los padres de Poleth iban a la boda de un amigo de su papá.

Todo era muy bonito, habían tonos blancos y celestes que combina con el día despejado.

ᴇʟ ɪɴᴛᴇʀɴᴀᴅᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora