Lo que amo de ti

3.2K 238 22
                                    

NARRADOR

Eran las seis de la tarde en la Ciudad de México, las calles estaban tranquillas por ser mediados de semana. El clima era perfecto para salir al parque. jugar con una pelota o ir a Chapultepec, pero estos tipos de planes no podían realizarlos dos personitas que se encontraban trabajando en el set de grabación de la serie que eran protagonistas.

Detrás de la puerta cerrada con seguro se encontraban Emilio y Joaquín, sumergidos en su pequeño mundo. El menor se encontraba sentado sobre el tocador mientras el mayor estaba entre sus piernas con las manos bajo su playera sobre la cintura de este. Ambos estaban disfrutando del placer de besar. Ajenos al exterior.

A Emilio le encantaban los labios de su novio. Podía pasar horas besándolos, mordiéndolos, succionándolos y no precisamente en ese orden y ni decir de su cuerpo. Joaquín podía provocarle ternura y excitación a la vez. Era un poder que sólo él poseía.

No era tan lejano lo que sentía Joaquín. A él le encantaba acariciar o jalar suavemente los rizos de su amado. Sentir como los labios del mayor se hinchaban con el paso de los minutos como parecía que no podía obtener lo suficiente de él e igual, su cuerpo, le fascinaba.

Durante momentos a tu mente llegan pensamientos randoms, sin explicación alguna y eso estaba pasando con Joaquín. Mientras disfrutaba de los mordiscos en su labio inferior un pensamiento poco usual y cruel se instaló en él.

Joaquín era seguro de su cuerpo, sabía lo que valía. Se amaba tal y como era, pero siempre, aunque sea una pizca de duda llegaba a ti. Hizo su cabeza a un lado y los labios de Emilio se toparon con su mejilla, el rizado parecía ajeno a lo que le pasaba a Joaco. Besaba su mejilla demasiado sumergido.

Los ojos de Joaquín se llenaron de lágrimas, no sabía que le pasaba. Esos tipos de pensamientos no eran normales en él. Quería decirle a Emilio y disipar lo estúpido que era pensar aquello.

–Emi... –susurró y aquella palabra con la voz de Joaco hijo estragos en Emilio que su primera reacción fue apretar la cintura su novio.

Creyó que había sido un jadeo, suplicando por mas contacto, entonces bajo los labios a su cuello.

–Amor... –susurró de nuevo.

Nada.

La misma reacción, Emilio volvió apretar la piel de su cintura, pero esta vez ascendiendo por su abdomen. Joaco en verdad quería llorar, así que cuando un sollozo salió de sus labios fue que la pequeña burbuja de placer que estaba nublando a Emilio de la realidad reventó y se separó de él de golpe.

Bonito, ¿te lastime? –preguntó, tomando el rostro de Joaco entre sus manos.

Joaquín había derramado un par de lágrimas. Se sentía tonto y estaba seguro que había arruinado el pequeño encuentro entre él y su novio. Negó con la cabeza cuando Emilio lo volvió a cuestionar.

–¿Qué sucede? Me asustas –dijo Emilio. No sabía que hacer mientras su bonito sólo lo miraba con tristeza.

Después de un minuto largo decidió hablar.

–Yo te... –empezó– ¿yo te gusto físicamente? –aquella pregunta impacto en Emilio. ¿En serio le estaba preguntando eso?

El rizado soltó una carcajada y aquello hizo que los ojos de Joaquín soltarán más lágrimas. Emilio al darse cuenta que no era una broma fue que acarició sus mejillas.

–¿No es broma tu pregunta? –Joaquín negó con un puchero en sus labios.

A veces su novio podía tener cambios de humor muy drásticos.

Chulo, no puedo creer que me estés preguntando eso. Creo que es obvio que me encantas en todas tus formas. Amo todo tu ser. ¿Por qué esa pregunta tan repentina?

Joaquín pensó un momento si decirle que mientras se besaban aquella estupidez había llegado sólo porque si a su cabeza. Mordió su labio inferior y lo miró a los ojos.

–Tu sabes que... yo... tengo granitos y mis labios últimamente han estado muy resecos y a veces no soy tan fan de cómo me sale barba tan rápido, estoy pensando si...

Emilio tapó su boca con una mano.

Chulo, amo cada parte de ti. Hasta esos "defectos" –hizo las comillas con sus dedos– que tú llamas, me encantan.

–No estoy tan seguro. Sabes que últimamente...

Emilio no lo dejó terminar, pegó sus labios con los de él para iniciar un beso lento y húmedo. Joaquín se dejó, siempre le encantaba que él fuera el que tomara la iniciativa. Sentía derretirse cada que sus lenguas chocaban.

Dejó de besarlo y estaba por protestar cuando el mayor empezó a pasar los labios por su frente.

–Amo tu frente –bajó a sus ojos y beso sus parpados que se encontraban cerrados– amo tus hermosos ojos –bajó hacia sus mejillas– tus mejillas –se movió hacia su nariz, aquello hizo sonreír a Joaquín– tu nariz respingada –se detuvo por más de un minuto en sus labios– amo tus carnosos y apetecibles labios –eso lo hizo sonrojar de golpe– amo tu barbilla, me encanta como se siente bajo mis labios –mordió ligeramente esta y Joaquín jadeó, incapaz de hacer nada más.

Las manos de Emilio no perdieron el tiempo. Subieron la playera de su novio para quitarla. Joaquín sentía desfallecer por todas las sensaciones que estaba sintiendo. Se negaba abrir los ojos, se sentía entre avergonzado y excitado.

Emilio por su parte bajó a su cuello y lamió aquel lunar que se encontraba en el centro del delicioso cuello de su novio. Joaquín se sostuvo de sus hombros y suspiró con fuerza.

–Haré que esos pensamientos tontos sobre tu físico los olvides. Te lo juro –dijo el mayor.

Joaco al escucharlo abrió los ojos y lo encontró con una sonrisa en sus labios. Esa vez quería llorar, pero de felicidad. Se sentía afortunado. Emilio lo amaba no importaba que, al igual que él lo hacía.

Amaba cada parte de él.




Dos en un día wooow. Esto no volverá a pasar. Nos vemos en un mes jajaja

Espero les haya gustado.

ArtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora