Emilio
La luz del sol empieza a molestarme, aprieto al cuerpo cálido que está a mi lado y abro lentamente los ojos. Una cabellera castaña es lo primero que veo. Sonrío, los recuerdo empiezan a inundar mi mente. Joaquín y yo diciéndonos palabras bonitas antes que el sueño nos venciera por el viaje.
Me alejo un poco de él y su rostro es lo más hermoso de este mundo. Sus ojitos cerrados, sus labios ligeramente abiertos, su respiración tranquila. Deslizo mi mano por la suave piel de su brazo.
Te amo
Es lo único que mi mente procesa, porque desde el 25 que le pedí que fuera mi novio no he dejado de decirlo o pensarlo.
Sus pestañas revolotean unos segundos antes que abra los ojos y me mire atentamente. Parece procesar la posición en la que estamos y su rostro enrojece rápidamente.
–¿Qué sucede? –pregunto. Parpadea y luego sonríe nervioso.
–Había olvidado como dormimos –su voz sale ronca.
Me aprieta contra sí y vuelve a cerrar los ojos. Sus brazos están bajo los míos y se entrelazan en mi espalda, al contrario, mío que aprietan su cintura.
–Quiero besarte –murmura contra mi hombro desnudo.
–No tienes que avisarme, sólo hacerlo –él ríe y es el sonido más tierno.
–No mientras no nos hayamos lavado los dientes –asiento. Me separo de él y salgo de la cama, caminando hacia el baño.
Cepillo lo más rápido que puedo mis dientes y luego corro de vuelta a la cama. Joaco tiene una expresión confundida en su rostro antes que me lance a él y le bese.
Me separo con una sonrisa. Su rostro está más rojo.
–Estás loco –murmura.
–Por ti, baby –estalla en carcajadas y mi sonrisa crece.
–Eres un baboso –picotea mis labios dos veces más antes de empujarme y recostarse en mi pecho.
Nos quedamos en silencio unos minutos. Los meses han pasado tan rápido y es increíble que estemos a un año de que nos hayamos conocido. Joaquín siempre será la mejor casualidad en mi vida.
–Milio –me llama.
–¿Si?
–Estoy feliz –dice. Siento mis ojos llenarse de lágrimas.
–Yo también lo estoy.
Se separa de mí y sube su rostro a la altura del mío. Roza su nariz con la mía. Fui valiente y lo seguiré siendo junto a él. De eso estoy seguro.
Me inclino sobre su cuerpo hasta recostarlo. La sonrisa no desaparece de su rostro cuando me acerco a besarlo. Nos tomamos el tiempo necesario, los únicos sonidos que se escuchan en la habitación son nuestros labios moviéndose y nuestras respiraciones agitadas. Podría estar horas ahí con él. Sólo los dos.
La puerta retumba por dos golpes. Nos separamos y miramos en dirección hacia allí.
–¡Ya tortolitos! ¡Los vemos en el restaurante del hotel en media hora! –grita mi amigo desde el otro lado.
Dirijo mi vista hacia Joaquín quien ríe.
–Debimos de venir solos.
–Mmm ¿y armar un revuelo por ir de viaje solos? No lo creo. Ellos son una buena tapadera –vuelve a reír.
–Lo son –dice para después empujarme del cuello contra sus labios y así seguir besándonos.
Sus manos tiran suavemente de mi cabello lo que me hace jadear.
–Te amo –le digo separándome un poco. Sus ojos brillan y se humedecen un poco.
–Yo también te amo.
Ese momento, esa sonrisa, esos besos y esas palabras me hacen sentir en paz y por primera vez en meses sentirme libre. Libre amar y ser yo.
Esto lo soñé en Septiembre y los que me conocen saben que onda con lo que sueño. Se me hizo lindo compartirlo. Espero les haya gustado.

ESTÁS LEYENDO
Art
Romance"𝑨𝒓𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒔𝒂𝒎𝒆 𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈: 𝑰𝒕'𝒔 𝒕𝒉𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒄𝒆𝒔𝒔 𝒐𝒇 𝒔𝒆𝒆𝒊𝒏𝒈 𝒚𝒐𝒖𝒓𝒔𝒆𝒍𝒇 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈𝒔 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒂𝒓𝒆 𝒏𝒐𝒕 𝒚𝒐𝒖." - Chuck Klosterman One shots Emiliaco