Fiesta de Halloween

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La música resonaba en el pequeño salón. Las personas con disfraces bailaban en la pista improvisada, algunos platicaban con un vaso en la mano o simplemente estaban con su celular grabando alguna historia para instagram.

—¿Nos podemos tomar una foto? —una chica preguntó. Emilio sonrió y asintió. Rodeó los hombros de la chica con un brazo a la vez que hacía la ya conocida cholo señal —Gracias.

—No es nada —miró de nuevo su celular esperando respuesta al último mensaje que había enviado.

Una cabellera negra apareció en su visión.

—¿Güey, has visto a Joaquín? —preguntó en cuanto llegó alado de su amigo. Este bebió de su vaso y negó.

—No, lo vi hace rato con Nicole en la pista.

Palmeó el hombro del pelinegro con una expresión de decepción. Llevaba más de diez minutos buscándolo. No creía que lo hubiera abandonado en plena fiesta.

Estaba pensando seguir de intenso y volver a marcarle cuando unos brazos le rodearon el estómago desde atrás.

—¿A quién buscas? —preguntó una aterciopelada voz. Sonrió.

—Pensé que habías huido —se giró entre los brazos de su novio.

—¿Tan malo me crees? —Emilio rió al ver la fingida indignación en el rostro de Joaquín —Estaba ayudando a Nicole con algo y mi celular estaba en silencio, acabo de ver tus mensajes y llamadas.

—Sólo me preocupé. Desapareciste un buen rato.

—Bueno, ya estoy aquí —Joaquín lo atrajo más a su cuerpo y sonrió con coquetería.

Las mejillas de su novio estaban teñidas de rojo por el calor del lugar, algo que le pareció adorable.

Ambos no dijeron nada más por un par de minutos y se dedicaron a balancearse en el mismo lugar, Joaquín aun rodeando el torso de su novio mientras Emilio lo apretaba de los hombros.

—¡Oigan, tortolitos! —un grito los hizo salir de su pequeña burbuja. La hermana de Joaquín, Renata, estaba junto a otros de sus amigos en una esquina, acomodados para una foto— Vengan, quiero una foto con ustedes.

—Mmm, yo no quiero —dijo el menor apartándose de Emilio.

—Vamos, amor —Emilio lo jaló de la muñeca hacia el lugar.

—No, Emilio. Acepté venir pero sin fotos, ni historias en instagram —su ceño estaba fruncido en señal de molestia.

—De acuerdo, pero yo sí quiero foto con ellos. ¿Me esperas aquí? —Joaquín asintió y lo vio irse corriendo hacia sus amigos.

Mientras lo veía interactuar con su hermana, Joaquín no se pudo sentir mas afortunado en ese momento. Las cosas estaban yendo bien en su carrera, con su familia y en especial con Emilio, su novio. No sabia lo que le deparaba el futuro pero en el presente, él disfrutaba hasta el mínimo detalle su vida.

Emilio regresó a los pocos minutos y tomados de la mano se sentaron en una de las bancas improvisadas que consistían en tablas de madera sobre altos soportes de metal. A Joaquín le importó poco el lugar donde estaba, se sentía lo suficiente seguro para lo que iba hacer. Emilio parecía inmerso en las manos de Joaquín que saltó sobre su lugar cuando este se sentó en su regazo y rodeó su cuello con ambos brazos.

Realmente se sentía lo suficiente a gusto para hacer eso. Las personas a su alrededor ni los miraron, estaban acostumbrados a verlos de esa manera. En su propio mundo, ajeno a los demás.

—¿Todo bien, chiquito? —preguntó Emilio, Joaquín sintió su corazón acelerarse al escucharlo.

—Todo perfecto —susurró en respuesta Joaquín.

Emilio sonrió, rodeó su cintura y se separó para mirarlo a los ojos. Aquellos ojos que parecían chocolate derretido y lo hacían temblar cada que estos se enfocaban sólo en él.

—Me gusta como te ves —Joaquín acarició su mejilla, apreciando lo increíble que los pupilentes hacían ver sus ojos. Azul y verde.

—Tu también te ves increíble —susurró. Joaquín rió.

—Yo no traigo un disfraz.

—Eso lo hace mejor —Emilio se acercó más para besar su mejilla.

Joaquin recargó su frente sobre la de Emilio y por unos segundos sólo se miraron con una pequeña sonrisa.

—Todos deben de pensar que somos unos empalagosos —susurró Emilio. Joaquín rió.

—Lo somos.

—¿Seguro que no hay problema con estar así con todas esas personas? —Emilió le preguntó.

A pesar que él no tenía problema con ser visto con Joaquín, su miedo de que los atacaran por algo tan normal como ellos siendo novios no lo dejaba disfrutar del todo el momento.

—No —respondió Joaco— y si veo algún video o foto de nosotros sin nuestra autorización, los patearé —Emilio soltó una carcajada para luego tomarlo del cuello y besarlo.

—Y yo te haré segunda para eso —dijo cuando se separaron.

Eran dos adolescentes amándose. Nada que podría dañar a otras personas, ¿cierto?

Nos vemos dentro de unos meses 😔✌️

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