Si al final tengo tu amor

2.9K 235 72
                                        

Les recomiendo leerlo con la canción de fondo.

******

19 de Mayo del 2019

Narrador

El amor.

Aquel sentimiento que podía ser compartido por dos o más personas. De distintas maneras, romántica, amistosa, familiar, pero ¿A qué edad se supone que puedes sentir amor romántico hacía otra persona? Era verdad, ¿Qué si no tenías la suficiente experiencia de vida no podías sentirlo con fuerza o este no pudiera ser verdadero?

Muchos dirían que no, que si eres joven eso no era posible, pero para Emilio Y Joaquín no era así. Ellos sabían que se amaban, sabían que lo que sentían era demasiado puro. Desde el día 1 que se conocieron nunca fue algo común su relación, aun sin ser cercanos se podía sentir y ver que había algo especial en esos dos.

Emilio podía asegurar que nunca había sentido algo similar o fuerte por otra persona. En sus cortos 16 años había salido con suficientes niñas para decir que se había enamorado, aunque sea una vez. Con su ex así había sido. La amó, pero no estaba seguro si era el tipo de amor que debía de haber en una relación. Sí, era joven, no sabía nada de la vida, pero lo que sentía por Joaquín era más fuerte de lo que le gustaba admitir. A veces no sabía ni cómo explicarlo.

Joaquín nunca había sido amante de estar con una persona en su totalidad. Y esto no era malo, simplemente le gustaba tener su libertad, no le gustaba pensar 24/7 en un ser ni que le hiciera escena de celos ni que una pareja fuera tan cariñosa con él, aun cuando él era muy cariñoso con otros, pero llegó Emilio. Aquello por lo que presumía que era muy exigente aquel niño rizado vino a encajar a la perfección, algo que nunca creyó que alguien fuera hacerlo. Estar con Emilio de cualquier manera le encantaba, le gustaba que lo abrazara todo el tiempo o que besara su cara cada que se le antojaba.

Aun cuando el amor de estos dos era puro, aun cuando la mayoría de las personas cercanas a ellos los aceptaban y eran felices por ellos no todo era color de rosa. Amaban su privacidad, la magia que había en ese hermoso secreto, pero debían aceptar que también los frustraba. No poder gritar a los cuatro vientos que amas a alguien por miedo al rechazo, a las críticas, al odio de personas que tu consideras familia era difícil.

Emilio y Joaquín se encontraban en el sofá- cama del camerino del teatro centenario Coyoacán. Ambos acostados de frente. Lo más cerca que podían el uno al otro.

"Por ti aprendí a bajar las estrellas"

Joaquín sonrió enternecido mientras Emilio le cantaba de cerca. Sus ojos no lograban quedarse fijos en los suyos, estos bajaban a sus labios y luego lo acercaba hacia sí y lo besaba, interrumpiendo su canto.

"No hay imposibles ya no" –Joaco enredó las manos en su cabello y fue él quien lo besó. Emilio sonrió– "Si al final tengo tu amor" –terminó cuando se separaron.

Los ojos de su novio se veían más hermosos cuando brillaban, pensó Emilio. Apretó su cintura y besó su frente.

–Te amo –dijo Joaquín.

–Te amo –respondió Emilio

*********

Emilio estaba decidido, lo haría. No había marcha atrás. Era ahora o nunca. No sabía cuándo iba a tener otra oportunidad igual.

Miró a Joaquín desde donde estaba. No dejaba de sonreír mientras platicaba con Marijo. Él lo valía. Con paso decidido caminó hacía la oficina de su papá. Con o sin su aprobación no había retorno.

Luego de una intensa charla que duro más de media hora y con regaños y palabras no tan agradables, Juan Osorio aceptó lo que haría su hijo y es que por más que el señor tuviera miedo de lo que podría pasar después de eso no podía negar que su hijo se veía feliz. Se veía... él. Después de años de verlo transformarse de aquel niño expresivo y cariñoso a alguien frío y tosco en sus acciones.

ArtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora