Cine

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La primera vez que salieron al cine, solos y como novios oficialmente fue un caos.

Tenían experiencia saliendo a escondidas pero por alguna razón al ser la primera vez como novios querían que fuera especial. Emilio quería tirar pétalos de rosas mientras Joaquín caminaba hacía la butaca, lo cual era ridículo pero no le importaba.

Un par de amigos se ofrecieron a acompañarlos como coartada pero ellos declinaron la propuesta, era su momento, era cursi pero valía la pena.

Emilio fue quien le pidió a Joaquín de ir al cine, a lo que el menor emocionado aceptó. Acordaron la hora, sería en la noche la última función para sentirse más seguros, acordaron la película, Avengers: Endgame a petición de Emilio, Joaquín no tuvo problemas.

Ambos jóvenes salieron de grabaciones y se dirigieron a la casa de Emilio para dejar sus cosas y luego irse al cine.

-¿A qué hora es la función? –preguntó Joaquín mientras se estiraba en la cama.

Emilio se perdió mirando el abdomen descubierto de su novio. Novio. Era increíble que por fin pudiera decirle así.

–¿Emilio? –preguntó– Si quieres me la quito –dijo refiriéndose a su sudadera.

El rizado pareció salir de su trance y lo miró apenado.

–¿Eh? A las 11:20 –Joaquín rió. Palmeó el espacio a su lado invitando a Emilio acostarse.

Emilio se arrastró sobre la cama y se acomodó frente a Joaquín. El menor acarició los rizos de su novio. Joaquín se sentía muy bien estando simplemente así con Emilio. Tranquilos, viéndose fijamente.

Las últimas dos semanas fueron intensas que no tuvieron tiempo de disfrutar su relación. Emilio delineó la ceja de Joaquín y rió cuando las pestañas de Joaco le hicieron cosquillas en sus dedos. El menor lo miró con una pequeña sonrisa.

–Me gustas mucho –murmuró. Emilio le sonrió de vuelta, su mano se movió hasta su cuello, lo atrajo lentamente hacia él y lo besó.

Un beso lento y perezoso, muy dulce para el momento. Disfrutandose y recordando que ese tipo de intimidad no la habían tenido en muchos días, menos cuando todos parecían querer estar sobre ellos en el set. Emilio creyó sentirse en el cielo cuando su compañero trasladó los besos a su cuello, balbuceó su nombre entre suspiros y se dejó hacer los siguientes minutos con su novio tomando el control de la situación y besando sus labios con ferocidad.

–Mmm creo que es mejor dormir, Emi –susurró Joaquín sobre sus labios, Emilio asintió con los ojos cerrados, se apartó de él y se deslizó hasta acomodarse en su pecho.

Joaco sonrió cuando Emilio abrazó su torso y se removió sobre él hasta encontrar una posición cómoda.

–Una hora, chulo –dijo Emilio. Joaquín asintió aunque él no lo viera y acomodó su barbilla sobre la cabeza de Emilio.

Dos horas después la pareja de jóvenes caminaba de la mano por la plaza donde estaba el cine al que irían. No es que alguien los fuera a ver, casi no había gente y sus capuchas junto unas gorras los cubrían lo suficiente.

Emilio jaló de la sudadera a Joaquín y le besó la mejilla recibiendo un golpe del menor sobre su brazo.

–¡Emilio! –susurró escandalizado.

–¿Qué? ¿No te puedo besar? –Joaquín rodó los ojos.

Lo jaló de la capucha y le plantó un beso en los labios logrando que abriera los ojos sorprendido. El menor rió y siguió caminando.

Ante la vista de muchos eran una pareja de adolescentes normal, no prestaban mucho atención a ellos. Los boletos y comida fueron comprados. Faltaban cinco minutos para que empezara la película así que decidieron entrar a la sala de una vez.

Joaquín se quejaba y empujaba a Emilio pero no podía negar que le gustaba que su novio fuera empalagoso y no pudiera quitar sus manos de él. Se veía más en confianza que en él pasado, las ataduras que algunas vez tenía ya no estaban. Estaba feliz que no reprimiera lo que sentía y si quería besarlo o abrazarlo simplemente lo haría porque así lo deseaba.

Estaban en las últimas filas. Casi no habían personas para su suerte. Emilio estaba besando a Joaquín mientras estaban los comerciales cuando de reojo vio a dos muchachas tomar asiento frente a ellos. Los miraron brevemente pero sin mucha importancia

Cuando las luces fueron apagadas ambos se quitaron la capucha sintiendose más seguros. No era tan fan de marvel pero la película estaba buena, pensaba Joaquín. Emilio se recargó sobre su hombro y después besó su mejilla ganándose una sonrisa de Joaquín.

En algún punto de la película, Emilio creyó que era buena idea tener una sesión de besos con Joaquín, quien lo empujaba porque él sí quería ver la película.

–¡Ya Emilio! –susurró Joaquín. Una de las mujeres frente a ellos volteó al escucharlo y Joaquín pudo ver cuando los reconoció. Sus ojos se abrieron al igual que su boca, entró en pánico. Tomó de la mano a Emilio y lo hizo pararse para salir de él.

Ese día Joaquín le sacó el aire de un golpe en el estómago a Emilio por no haberlo dejado terminar de ver la película.

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