18: Julie

83 16 12
                                    

Empecemos por el hecho de que me levante tarde, apenas y me dio tiempo de lavarme los dientes, mi cabello estaba hecho una maraña y ni siquiera el moño que hice con el evita que se vea horrible, mi zapato ha estado lastimándome el dedo chiquito de...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Empecemos por el hecho de que me levante tarde, apenas y me dio tiempo de lavarme los dientes, mi cabello estaba hecho una maraña y ni siquiera el moño que hice con el evita que se vea horrible, mi zapato ha estado lastimándome el dedo chiquito del pie, Amber no pasó por mí ya que su auto lo llevaron al taller, cuando me desperté papá ya no estaba en casa y no tenía quien me llevara a la escuela, no tuve de otra más que esperar el autobús, el cual se atrasó más de lo normal, el tráfico tampoco ayudó mucho, llegué casi derrapando a la escuela justo en el momento en que la campana sonaba.

Había corrido a mi casillero, el cual pensó que era buena idea trabarse como solía suceder a veces, tomé los cuadernos y libros que iba a ocupar en la clase —si es que me dejaba pasar—, corrí de nuevo, choque con algunos alumnos que también iban tarde a sus clases, y casi chocando con la puerta que estaba apuntó de cerrarse, llegué.

Claro que tuve un retardo y un regaño, yo no era la favorita de Brumby, y después de que descubriera que no fui al baño sino a apoyar a mi amiga con un corazón roto la vez pasada, mi nombre había pasado automáticamente a ser parte de su lista negra.

Me senté con una chica llamada Louisa, había hablado con ella un par de veces, me causaba demasiada ternura al ver lo tímida que era a veces. Se había tomado la molestia de explicarme todo lo que había explicado Brumby y, sinceramente le entendía más a ella. Incluso ofreció prestarme sus apuntes, es como un ángel caído del cielo.

Cuando las dos horas insufribles de química terminaron, me despedí de Louisa, Amber me encontró a fuera del salón de clases mientras me quejaba por el estúpido zapato lastimando mi pie.

Después de toda mi horrible mañana, el día transcurrió relativamente bien, vi a Adam en clase de literatura, antes de que pudiera detenerme, le había preguntado sobre Lane, me arrepentí al instante en que recibí la respuesta.

No era malo, Lane estaba tomando clase como se suponía la mayoría de estudiantes hacía, pero desde ayer no lo veía, me había mentido en el momento que se fue, lo sé porque ni siquiera me veía a los ojos y estaba más nervioso de lo usual, no dije nada, porque ¿quién era yo para preguntar? Solo una chica común y corriente que gustaba de él.

Me hubiese gustado que me dijera la verdad, pero aún no estoy en ese nivel de confianza donde él pueda sentirse libre de decirme cualquier cosa, tiene secretos con Adam, incluso con Jayden, pero no puedo exigir nada, porque yo también tengo los míos, algunos incluyen a Amber, no puedo exigir algo que no doy, eso es algo que me enseñó mi papá y aprendí muy bien.

Cuando la hora del almuerzo llegó, pude respirar y darme la libertad de maldecir a mi suerte —o la inexistencia de ella— en este día.

—Eres una dramática —dijo Amber mientras ambas caminábamos hacia la cafetería—. Siempre tienes días buenos, por uno malo no te vas a morir.

—No pero tal vez mi pie sí —contesté, sentía mi dedo pequeño arder del zapato y mi talón estaba doliendo más—. Cuando llegue a casa voy a quemarlos.

Nosotros después de la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora