Hermosa, adorable, enigmática, alegre, curiosa y completamente perfecta ante mis ojos, no suele arreglar su cabello, siempre la he visto con tenis, ni siquiera cuando ocupa vestidos lleva zapatillas.
Hablo de la chica con quién accidentalmente termi...
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Aunque el lunes es odiado por la mayoría de los alumnos en este instituto, para mí, es el mejor que puede existir. Y no lo digo porque tenga una filosofía distinta a los demás, o porque piense que el inicio de semana guarda nuevas aventuras, nada de eso, es maravilloso el día lunes porque es el día que tengo clase con Julie.
A pesar de que la muchacha ni siquiera me noté, me reconforta y me hace sentir bien, verla conversando con su mejor amiga, o ver cómo muerde su lápiz al tratar de resolver un problema matemático, lleva un buen promedio en la materia, pero se nota a kilómetros lo mucho que se tarda en comprender las funciones y ecuaciones colocadas por la profesora.
—Si la sigues observando así como lo haces, se va terminar dando cuenta —la voz de Adam me hace agachar la vista hacia mi emparedado.
Adam es mi mejor amigo, la única persona que sabe lo mucho que me gusta Julie y lo mucho que deseo poder hablar con ella.
Anteriormente, mi secreto no era conocido por nadie, ni siquiera por Adam, sin embargo, se terminó dando cuenta cuando salí huyendo a esconderme en el cuarto de utensilios del conserje, cuando Adam me encontró, tuve que confesar, más a la fuerza que por voluntad propia.
—Ni siquiera sabe de mi existencia —contradije moviendo con la pajilla mi malteada de chocolate—. No creo que se dé cuenta de que la observo.
—No sabe de tu existencia porque tú no quieres —se encogió de hombros, sacó su cámara profesional de su mochila y enfocó hacia ella—. Tal vez si no salieras huyendo cada vez que la vez en el pasillo, probablemente sabría que existes.
—No tienes derecho a criticarme —coloqué mis brazos en jarra, observando expectante a mi amigo, alzó una ceja hacia mí, de alguna manera retándome a decir lo que estaba pensando—. ¿Qué me dices de Amber? Habla con ella y yo hablaré con Julie.
La risa rasposa que dio paso su garganta me hizo saber que no me creía capaz, y sinceramente, yo tampoco, pero bueno, se vale soñar.
La risa de Adam no parecía detenerse, así que opte por terminar de comer mi emparedado, no sé porque me tomaba el tiempo en defenderme, ambos sabíamos que siempre perdía, algunas miradas se posaron sobre mi amigo, quién al parecer, no tenía intenciones de detener su risa, lo pateé por debajo de la mesa.
—Lo siento, Lane —limpió una lágrima falsa de su ojo y ensancho más su sonrisa—. Es que me imagino como estarías si hablaras con ella, te convertirías en una gelatina.
—Déjame en paz —sentí mis mejillas enrojecer, porque lo que decía Adam, era total y absolutamente cierto—. Acaba tu almuerzo antes de que acabe el descanso.
—Solo espera un segundo —volvió a enfocar hacia la mesa de Julie y Amber y tomo una fotografía—. Ahora sí, terminemos de comer.
Antes de dar otra mordida a mi emparedado, mi vista viajo directamente hacia la castaña que se encontraba riendo de algo que había dicho su amiga, ¿cómo hace para capturar mi atención? No conozco los defectos de Julie Hardfore, solo conozco lo bueno, porque, como la mayoría de las personas, solamente suelen mostrar su lado amable y perfecto ante la sociedad, además, toda la información que tengo sobre ella, es solamente cuando la observo.