Hermosa, adorable, enigmática, alegre, curiosa y completamente perfecta ante mis ojos, no suele arreglar su cabello, siempre la he visto con tenis, ni siquiera cuando ocupa vestidos lleva zapatillas.
Hablo de la chica con quién accidentalmente termi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los rayos del sol atraviesan la ventana, brindándome un poco de calidez, es el día perfecto para tener helado de galleta oreo y hacer un maratón de Friends junto a Amber y poder pedir después una pizza de pepperoni junto con la limonada que Amber siempre prepara.
Eso sería perfecto.
Si no estuviera castigada.
Además de tener un dolor de cabeza horrible que, con el paso de las horas ha disminuido solo un poco, mi padre no ha dejado de mandarme de un lado para otro, limpiando toda la casa: sala, cocina, las habitaciones, los baños y el patio trasero que, para mi suerte, el perro de mi vecino, decidió que era un buen día para venir a mi patio a hacer sus necesidades.
Mi teléfono vibra sobre la mesa del comedor, observó hacia todos lados para revisar que mi padre no me esté viendo, extiendo la mano hacia él pero su voz me detiene a medio camino.
—¡Ni se te ocurra contestar, espermita! —Baja las escaleras con una velocidad que yo jamás podre lograr, tomo el celular en mi mano antes de que él pueda tomarlo—. ¡Julie Fiorella Hardfore, suelta ese celular!
—¡No digas mi segundo nombre! —Grité como respuesta, pongo mi dedo sobre el botón verde para contestar la llamada—. O respondo la llamada.
—No te atreverías —dice achicando sus ojos hacia mí, le devuelvo la misma mirada.
Las pequeñas sandalias que llevo puestas no me van a permitir correr mucho, a pesar de que los shorts y la blusa de tirantes que traigo puesto me den comodidad, no creo poder huir con facilidad de Harold Hardfore, mi teléfono deja de sonar, sin embargo, a los tres segundos, vuelve a escucharse a Britney Spears.
—Papá, déjame contestarle a Amber, por favor —pido rogándole.
—¿Y con qué derecho me pides eso? —Espeta mi padre, mientras niega con la cabeza—. Llegaste pasada de las tres de la mañana, Julie, y ni siquiera llegaste en tus cinco sentidos, te venían cargando porque no podías mantenerte de pie y no parabas de balbucear cosas.
—Bueno pero yo... ¡Amber fue quien me dios las últimas tres cervezas! —y así con la rapidez que lo grité, me arrepentí por decir semejante estupidez.
—¿Y todas las anteriores qué?
—Yo... Bueno, no tengo respuesta para eso —dije, rindiéndome—, pero no puedes culparme de todo, ¡yo no soy muy tolerante al alcohol! Si hubieras accedido a enseñarme a tomar, todo sería muy distinto.
Ay, Julie. Ya cállate.
—Hasta cínica eres, ¡dame ese celular! —se lanzó hacia mí, dando comienzo a una persecución por la casa Hardfore.
Corro hacia la puerta principal, tirando la pequeña cubeta de agua sucia con la que había limpiado el piso, escucho a mi padre soltar una maldición, me detengo una vez que logro llegar a la calle para observarlo sentado en el piso y mirándome como si quisiera matarme, suspiro pensando que me libre de él, sin embargo, él sonríe mientras comienza a levantarse.